CUENTOS COMPLETOS

Elena Garro se sentaba y escribía, por lo menos eso es lo que ella creyó. Para mí, Elena se sentaba y comenzaba con dolores de parto que anunciaban un nacimiento próximo, y entonces paría una nueva historia sin esfuerzo alguno. Historia siempre, mejor que la anterior. Después, en un acto de mezquindad personal o de bondad excelsa, eso no lo sé, echaba a sus hijos recién paridos por su cerebro al mundo; donde personas como yo los acogíamos. Debo decir que de inmediato entraba en la propiedad putativa que me daba el hecho de tener un libro suyo. Al leer sus cuentos, sus historias. Me sentía Cronos; quién solía devorar a sus hijos para no ser aniquilado por ellos. Estoy seguro de que pasó lo mismo con su exesposo. Para Octavio Paz, —Grande en las letras y un enano ante ella como persona—, no debió ser fácil coexistir con una figura que refulgía tanto que corría el peligro de que su luz lo eclipsara y, finalmente, se fue de su lado. Elena deja constancia en cada página del balance precario que hace sobre una cuerda entre la insania y la realidad. Entonces surgen nombres, lugares y situaciones que se convierten en míticos al ocupar un espacio en una hoja blanca. Tanto que, hasta el mismo, García Márquez sucumbe y, su obra más celebrada acaso tiene como madre dadora de la idea a la Garro. Tal vez sea una leyenda, el hecho es que, las similitudes son abrumadoras. Yo, por mi parte, me declaro sumamente parcial hacia algunas de sus historias, las aprecio todas. Sin embargo, algunas de ellas superan en afecto sobre otras. Así: El árbol, el zapaterito de Guanajuato, El día que fuimos perros, El anillo, El niño perdido; La primera vez que me vi. Sé que es una conducta típica de un mal lector. Pero, ¿qué puedo hacer? Quién diga que no se ama más a un hijo que a otro, es mentira. Incluso siendo putativos, como los cuentos de Elena Garro.

Una recopilación con un valor literario increíble. Cada cuento va marcando el estilo de la autora, su delicadeza, pero elevada en descripción de ambientes y de personajes hacen algo complejo de seguir, pero con un resultado excepcional. Lo único raro son los finales de algunos cuentos, demasiado abiertos y ambiguos, incluso deprimentes. Salvo esto último, una autora obligatoria para conocer la literatura mexicana.

Qué gran descubrimiento ha sido la lectura de éstos cuentos, me maravilla la forma tan poética de narrar, la idea de tiempo y espacio que subyace a los relatos es fantástica y hasta filosófica. Es lamentable que la autora sea tan poco conocida ya que sus relatos superan en mucho a los autores conocidos de la literatura mexicana de la época. Definitivamente ha sido de mis mejores lecturas este año.