El término chino para la palabra"crisis"consta de dos ideogramas: uno significa dificultad; el otro, oportunidad.La ancestral sabiduría china refleja así que los momentos de crisis, además de conflictivos, son también momentos «adecuados» que encierran la oportunidad y la promesa de nuevas y más amplias posibilidades.Con esta obra cálida, llena de aliento y de consejos sabios, nos recuerda que la vida es un buen maestro y un buen amigo, incluso en los momentos más críticos. Y que los momentos difíciles de nuestra vida, aquellos en los que uno se siente descentrado y todo parece derrumbarse, son precisamente una situación ideal para librarnos de lo que nos mantenía atrapados y para abrir nuestro corazón y nuestra mente más allá de los antiguos límites.Tenemos a nuestro alcance una felicidad esencial que, sin embargo, suele escabullirse entre nuestros dedos.La ironía es que ello sucede precisamente cuando lo que pretendemos es justo lo contrario: escapar del dolor y del sufrimiento.Los sabios consejos de Pema Chödrön para afrontar esos difíciles momentos de crisis provienen del corazón de la sabiduría tradicional budista y alcanzan directamente la raíz de nuestras habituales actitudes negativas frente a la adversidad.Sólo hay una manera provechosa de afrontar el sufrimiento, señala Pema. Y esa manera consiste en cesar en los intentos de evadirnos de esas situaciones difíciles y, en cambio, emplear nuestras aptitudes para encararlas con una disposición amigable y curiosa, relajándonos en esa sensación de pérdida de norte y de suelo que las situaciones conflictivas nos provocan. Es así como nuestra mente se ensancha. Es allí, en medio del caos, donde descubriremos el amor y la verdad indestructibles.LA AUTORA: PEMA CHÖDRÖNEs una monja budista norteamericana y una de las más prominentes discípulas del notable maestro tibetano Chögyam Trungpa.Es maestro residente de la Abadía Gampo, el primer monasterio tibetano establecido por occidentales en Estados Unidos.
Pequeño texto del libro que describe perfectamente su mensaje; Estar preocupado por la autoimagen es como ser ciego y sordo; como estar en medio de un gran campo de flores silvestres con una capucha cubriéndonos la cabeza, como estar ante un árbol lleno de pájaros cantores con tapones en los oídos. En todas las naciones , en todas partes, hay mucho resentimiento y mucha resistencia a la vida; es como una plaga fuera de control que está envenenando la atmósfera. Llegados a este punto, puede ser sabio reflexionar sobre lo que estamos comentando y empezar a pillarle el truco al amor compasivo.
Había escuchado mucho de este libro como uno de los obligados para las situaciones de pérdida o dificultad extrema, así que mi expectativa era que me encontraría con consejos desde una perspectiva budista para afrontar el duelo. La realidad es que no me pareció que ese fuera el objetivo del libro. Una de las cosas que me sorprendió es que a pesar de ser un libro corto y con enseñanzas muy concretas en cada capítulo, no podría decir que es un libro fácil de leer, y no porque use lenguaje muy rebuscado o esté mal escrito; por el contrario, el lenguaje de Pema Chödron es muy sencillo y traduce bastante bien las enseñanzas budistas al contexto occidental, y los compiladores hicieron un gran trabajo resumiendo las ideas de las charlas de la maestra; sin embargo, creo que justamente el que las ideas sean tan claras y contundentes, me la pase con una continua “explosión de la cabeza” 😃🤯. Algo así como “leí bien? A ver, a ver, cómo está esto? Yo creo que entendí”. Así que tuve que regresar varias veces para confirmar lo que me había parecido entender y darme cuenta que todo hace sentido a porque nos complicamos tanto la existencia. Así que, en conclusión, me pareció un libro lleno de grandes enseñanzas que da justo en el blanco en el ego y en hacernos ver cómo nos auto engañamos todo el tiempo creyendo que lo creemos y lo entendemos todo. Me deja con ganas de leer más de la autora y de seguir ahondando en el tema.
“Es muy triste que nos hayamos hecho expertos en hacernos daño a nosotros mismos y a los demás.”
Cuando la soledad nos «quema», buscamos algo que nos salve; buscamos una salida. Sentimos esta sensación fastidiosa que llamamos soledad, y nuestra mente se vuelve loca tratando de buscar compañeros que nos salven de ella.
Cuanto menos nos descentremos y nos volvamos locos, más saborearemos la satisfacción y la frescura de la soledad.
Cuando nos aferramos agresivamente a nuestras propias opiniones, por muy válida que sea nuestra causa, simplemente estamos añadiendo más agresión y violencia a nuestro planeta, y por tanto aumentando su dolor. Cultivar la no agresión es cultivar la paz.”
Relacionarnos honestamente con la inmediatez de nuestra propia experiencia y respetarnos lo suficiente como para no juzgarnos es un largo camino que dura toda la vida.
Pensar que finalmente podemos tenerlo todo en orden no es realista. Buscar una seguridad duradera es fútil.