México, finales de los setenta. Familia clasemediera recibe una herencia billonaria pero con una condición: convertirse en aristócratas. Una historia de delirio e inusitadas sorpresas, por el autor de Amores adúlteros y Haz el amor y no la cama. "¡Heredamos billones! Papá se compró un circo y un equipo de futbol. Mamá adquirió un viñedo en Burdeos, con todo y sommelier. Mi hermano se convirtió en un exitoso director de cinema vérité. Yo produje las canciones de mi novia en los estudios Abbey Road. Tante Gerta y Tante Greta nos lo heredaron todo, ¡todo! Y así, en la enorme alberca del hotel La Momounia, en Marrakech, llegamos a la patriótica conclusión de que el mercado de Sonora le da diez y las malas a su famoso zoco." "Más allá de recibir, merecíamos; somos, a mucha honra, los herederos naturales de un imperio llamado Nosotros. Fluimos en una dimensión monárquica. Mandamos hacer un palacio con lago, flamencos, gacelas y hasta un león, y ordenamos erigir nuestro propio coliseo romano... en aquel entonces, cuando refulgía el asombro en nuestra mirada, cuando había John Lennon en el mundo, cuando todo era para siempre." Esta novela luce un humor satírico e irreverente. El trasfondo es el México de fines de los años setenta. Los protagonistas reciben una inconmensurable herencia, pero con una condición: refinarse y europeizarse. En una atmósfera de excesos, nacadas, desplantes de prepotencia e inevitables ridiculeces, la escritura adictiva de Federico Traeger nos lleva hasta donde solo los césares llegaron.
Raro, inverosímil y muy rápido leer. Una novela corta que te puedes leer en un día (aunque yo me tardé tres semanas) e inflar un poquito tu reto de lectura, claro si es que te interesan esas cosas (a mí sí). Además es una novela mexicana, ambientada en el Distrito Federal de los años sesenta y algo y no, no habla de partidos políticos, narcos, pobreza, sobrepoblación, corrupción, desigualdad, ni ninguno de esos temas de los que siempre hablan las novelas de nuestro país. Es solo para entretener. Es, de hecho, un libro muy gracioso, medio cínico, medio en serio y medio sarcasticón. Es la historia de una familia que, de un día para otro, heredó más dinero del que podrían gastarse en toda su vida. Pasan de ser una familia clasemediera con aspiraciones y relaciones promedio a ser asquerosamente ricos en un solo día. Es por eso que la forma en la que manejan esta nueva vida es una mezcla ridícula entre el Gran Gastby y, como dirían en el podcast de “Una página por día”, de las Kardashian: desde comprar un equipo completo de futbol hasta producir su propio disco en el mismísimo Abbey Road. Los personajes tienen que pasar de la super naquez, como ellos mismos la describen, al refinamiento, pero sin temor a hacer los mayores osos de la vida, que claro que hacen y un montón de veces. Evolucionan, cambian, se transforman y son super distintos de como empezaron la novela. Pero cuando todo es para siempre pierde emoción y credibilidad, no se disfruta y la gente se aprovecha. Creo que tiene mucho “tenías que haber estado ahí para entenderle”, que por mi edad, la generación a la que pertenezco y el no vivir en esa ciudad me hicieron pensar que algo se me escapaba en momentos, aunque eso no me impidió disfrutar de la lectura. ¿Qué haría yo si de pronto tuviera más dinero del que me pudiera gastar en toda mi vida? Tiempo de lectura: 5h 17 m
Toda mi vida había vivido en el aquí, soñando en un allá... pero al entrar por primera vez a mi cuarto, el aquí y el allá se hicieron uno.
Es más, yo creo que el tiempo es un celoso de la felicidad. Y quizá por vengativo transcurre más rápido.
Bienvenidos. Nosotros somos nosotros y ustedes son ustedes y ahora ya son nosotros.
La fortuna le servía a mi papá para evadirse y a mi madre, en cambio, para asumirse.
Ahí mismo supe que cortaría con Ximena. Más que dejarla de amar, me la estaba desamarrando.