El empresario Jérôme Angust escucha el anuncio de que su vuelo sufre un retraso sin determinar. Un inesperado interlocutor, Textor Texel, le dará conversación a pesar de su manifiesta resistencia. A lo largo de su relato, la violación y el asesinato se irán perfilando con nitidez cada vez mayor, y Textor se transformará en una abominable encarnación de todos los fantasmas de Angust, quien verá convertida su anodina espera en una aventura ominosa y alucinante. Esta novela se convirtió en el gran acontecimiento de la rentrée francesa de 2001, agotando 150.000 ejemplares en la primera semana. Y la crítica coincidió con el lector de a pie: una vez más, Nothomb se había superado a sí misma.
Una novela corta narrada con maestría. Atrapante, para leer en un día. Amélie Nothomb diluye los límites del diálogo de una manera excepcional. Los puntos de giro nos dan vuelta la historia una y otra vez, hasta dejarnos boquiabiertos, en el final, mirándonos al espejo.
—Yo creo en el enemigo. Las pruebas de la existencia de Dios son frágiles y bizantinas, las pruebas de su poder todavía son más inconsistentes. Las pruebas de la existencia del enemigo interior son enormes y las de su poder son abrumadoras.
Yo dije: "Es necesario que este cuchillo sirva para algo, ¿es usted consciente de ello? Es necesario que la sangre sea derramada. ¿Lo entiende?"
—Cada cual tiene su moral. Juzgo los actos con la vara de medir del placer que proporcionan. El éxtasis voluptuoso es la suprema meta de la existencia, y no necesita justificación alguna. Pero, sin placer, el crimen es un mal gratuito, un sórdido daño. Resulta indefendible.
—Eso es lo que ocurre cuando uno amordaza a su enemigo interior durante demasiado tiempo: cuando por fin consigue soltarse de la lengua, no hay quien lo detenga.
No: soy la parte de ti que no olvida nada. Ésa es la única diferencia. Si la gente tuviera memoria, se escucharían a sí mismos hablando de temas sobre los cuales creían no saber nada.
Soy esa parte de ti que no conoces, pero que te conoce demasiado bien. soy esa parte de ti que te esfuerzas en ignorar