"Garantizamos la «espontaneidad» de estas conversaciones. Ellas no responden a un esquema rígido de trabajo sino a los estímulos proporcionados por la grabadora y la memoria. Gozan de las libertades que les están permitidas o de las que no pueden prescindir las genuinas conversaciones y tomaron forma, a ratos, con la rapidez —o casi— de la palabra dicha". Enrique Lihn y Pedro Lastra (1979).