Dios dibujó sus párpados con ocre de la tarde/y con un leve gesto de la mano/domesticó la sangre para siempre/A partir de los últimos sollozos/de la nada/hizo nacer un corazón de bestia,/una espalda de arcángel desterrado,/una brizna de luz. Especial Poesía para un Nuevo Siglo