1. ALIBRATE
  2. ECONOMÍA Y NEGOCIOS
  3. CONTABILIDAD Y FINANZAS PARA DUMMIES

ECONOMÍA Y NEGOCIOS

CONTABILIDAD Y FINANZAS PARA DUMMIES

ORIOL AMAT

Calificar:

7,8

4 votos

Sinopsis de CONTABILIDAD Y FINANZAS PARA DUMMIES

¡Una gran ayuda para tener las cuentas claras!

1 reseñas sobre el libro CONTABILIDAD Y FINANZAS PARA DUMMIES

¿Quién no ha tenido varios sueños en su juventud? Yo no fui una excepción. Pero uno de mis sueños necesitaba cimentación sólida en la que fundamentarse: aprender idiomas, formación académica, a la vez que consolidar una experiencia laboral para edificar ese mismo sueño o algunos de ellos, sin tener medios ni tiempo para ello. Sobre todo medios. Comencé a trabajar de muy joven, como muchos de mi generación, tampoco fui una excepción en eso. Había que contribuir a dulcificar la precariedad económica de la familia. Auxilié cuanto pude en ese campo. Trabajaba de botones en un hotel, envidiaba a los compañeros de recepción manejándose en diversos idiomas, escribiendo con envidiable soltura en aquellas destartaladas máquinas de escribir. Primer objetivo, aprender mecanografía. Con unos pequeños ahorros adquirí una Hispano Olivetti de color rojo, portátil, una auténtica preciosidad. Lentamente fui adentrándome en esa magia de poner pulsar una tras otras las teclas de mi máquina de escribir hasta que adquirí la deseada soltura. Aquellas grandes, enormes hojas de papel, donde cada día los recepcionistas anotaban incesantemente cifras y más cifras, que después sumaban vertical y horizontalmente, “La main courrante” se me presentaba como algo mágico, todas aquellas cifras se trasladaban a las facturas individuales correspondientes a cada una de las habitaciones. Si, aquello rezumaba cierto aroma de desconocido e ignorado encantamiento. Cuánto enigma encerraban aquellas manos corrientes. Poco a poco fui adentrándome en sus secretos. A algunos recepcionistas les incordiaba con mis insidiosas preguntas, otros, sobre todo una preciosa chica inglesa, Susan, toda una mujer comparada con mi adolescente aspecto, mostraba una infinita paciencia con mi sed de aprendizaje. Fui entendiendo paulatinamente aquellos mecanismos de sumas horizontales y verticales, que se trasladaban posteriormente a los libros de producción y las facturas, términos que fui adquiriendo con el tiempo. Todo aquello tenía que hacerlo a espaldas del señor Bou, un corpulento y elegante tipo que dirigía con sabiduría, sapiencia y garbo el hotel. Envidiaba su posición, su despacho, sus conocimientos. Ahí nació unos de mis sueños. Algún día yo ocuparía ese despacho o al menos uno similar. Fue acrecentando mis conocimientos con áridos libros de finanzas, de contabilidad, y ahí es donde entra este libro: ¡cómo me hubiese gustado tenerlo por aquellos entonces! Es ameno, ágil, fácil de entender, aunque ahora, a toro pasado mis conocimientos son infinitamente más sólidos que en los inicios. Por eso he querido leerlo, para ver ir sentir ese fluir por mis venas, hoy que mi vida laboral ha alcanzado su feliz final, afortunadamente. Con los años me fui acostumbrando a lidiar con diversas materias como autodidacta. No pisaba una institución académica, salvo la facultad de Derecho a la que logré entrar tras superar un examen de acceso a la universidad para mayores de 25 años (otros de mis sueños que el tiempo decepcionó, nunca acabé los estudios), sino que batallaba con mis libros, mis programas de ordenadores comprados para incrementar mis conocimientos. Las cuotas de academias las invertía en máquina de escribir, en su debido momento en un básico ordenador que me supo a gloria y que me costó domeñar en mi afán de aprender por mi cuenta. En fin, mi sed de conocimiento está intacta. El tiempo no ha podido diluirla. No soy práctico, por ello soy el lector utópico. La utopía es lo último que se pierde. Eso lo pensé un lejano día cuando con cuarenta y dos años me senté por primera vez en el despacho del señor Bou (una de las personas que más me enseñó de la profesión, sólo con su porte, sus palabras indirectas, su forma de pensar y actuar), casi treinta años después del nacimiento de uno de mis sueños.