CONSPIRACION

Nos fuimos a Roma al año 63 A.C. ¿Qué sucede? La República romana se defiende malherida de aquellos que quieren el poder total. ¿Quién la defiende? Un hombre de principios y apasionado de sus ideas, que da la cara, en un medio donde impera la corrupción, los intereses mezquinos y la falta de escrúpulos de la clase política. ¿Cómo se llama? Cicerón. Marco Tulio Cicerón. El mayor orador de la historia. ¿Cuáles son las únicas armas de Cicerón? Las palabras y sus libros de pergaminos. ¿Cuáles son las de aquellos que ansían el poder total como Julio César y Pompeyo? Los soldados. ¿Las de Craso? El dinero. ¿Las de Clodio? Los matones de la calle. Pero gracias a esas armas propias, Cicerón llega a lo más alto, elegido cónsul y gracias a ellas sobrevive. Robert Harris, logra con rigor histórico y en un estilo sobrio recrear la Roma antigua en una convulsionada época de traiciones, conspiraciones y operaciones políticas. Y lo relata a través del testimonio de Tiro, el secretario de Cicerón, quién es su más cercano y por ende conoce mejor que nadie sus virtudes y sus defectos. Porque también tiene de estos últimos, quedan al descubierto en la narración y tal vez eso es lo que lo hace más grande y más humano. El mismo Cicerón dice “Tengo mis defectos Tiro, y tú los conoces, pero no soy como Pompeyo, César o Craso. Todo lo que he hecho y los errores que he cometido, lo he hecho por mi país…ellos todo lo hacen por su propio beneficio, incluso si eso supone apoyar a un traidor como Catilina”. Cicerón pone sus principios por delante. Renuncia a una vejez tranquila, al dinero, a la popularidad fácil, a la ventajosa obsecuencia. Era de esos políticos, que se yerguen desde la Antigüedad, para señalarnos que la rectitud y la honestidad son posibles también en el mundo de la política. Luego de “Imperium”, “Conspiración” es el segundo libro de esta trilogía de Robert Harris, que completa “Dictator”. Tengo que ir por este último. Harris, un autor muy recomendable, de los más reconocidos en Inglaterra, con sus obras traducidas a 37 lenguas. Si tuviera el don milagroso de viajar en el tiempo y me dijeran a cuáles personajes históricos poder conocer, diría que uno de ellos sería sin duda Cicerón. Me imagino caminando junto a él, si me lo permite por supuesto, hablando de la vida en común de la humanidad, de los sueños, del valor de la democracia y la justicia. Y ¿Por qué no? Tal vez invitado a su casa y degustar un buen vino griego de una ánfora recién abierta, conversando de lo humano y de los dioses, en la compañía de uno de los personajes más fascinantes de la historia.

extraordinario, no se puede dejar

Realmente me enomare de este libro, esta bien situado, excelente utilización de los recursos históricos. Me imaginaba en Roma.