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RELIGIÓN Y FILOSOFÍA

CONFESIONES DE UNA EDITORA POCO MENTIROSA

ESTHER TUSQUETS

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Sinopsis de CONFESIONES DE UNA EDITORA POCO MENTIROSA

Al estilo de las crónicas de los clásicos, estas Confesiones de una editora poco mentirosa constituyen el relato, escueto y sostenido, de los avatares de una aventura editorial que, iniciada a finales de los años sesenta como una minúscula empresa familiar, se convertiría en una de las editoriales más prestigiosas del país y desempeñaría un papel emblemático en el panorama cultural de la España que intentaba —no sin dificultad— desmarcarse de la ortodoxia franquista para iniciar el despegue hacia la modernidad.

2 reseñas sobre el libro CONFESIONES DE UNA EDITORA POCO MENTIROSA

Confesiones de una editora poco mentirosa nos cuenta cómo Lumen, una editorial de corte franquista, religioso y moralizante, se convirtió con el tiempo en una de las más prestigiosas del país a base de renovar su fondo editorial y de arriesgar con distintos formatos, diseños, autores y obras. Cuarenta años de esfuerzo que, desde luego, dieron sus frutos. La nueva andadura de la editorial comenzó con una colección de narraciones infantiles muy cuidadas cuyos textos fueron encargados a autores consagrados como Ana María Matute, con la que Esther tendría una dilatada e íntima relación a lo largo de los años. Otras colecciones importantes fueron Palabra e Imagen --que combinaba textos e imágenes fotográficas, y en la cual participaron autores como Camilo José Cela y Miguel Delibes-- y Palabra en el tiempo --de la que formaron parte escritores consagrados como Virginia Woolf, Samuel Beckett, James Joyce o Susan Sontag, por aquel entonces desconocida todavía en nuestro país--. Además, publicó una gran colección de poesía y la emblemática Femenino Singular, dedicada en exclusiva a mujeres escritoras. En las líneas de esta autobiografía hay espacio para escritores de la talla de Cela y Delibes. Del primero afirma haber tenido una intensa pero breve amistad, que finalizó abruptamente cuando el escritor le echó en cara podar de forma frívola uno de sus relatos. Así, Tusquets escribe sobre el controvertido autor gallego que era un buen escritor, pero detrás de la aparatosa fachada no había un ser que humanamente pudiera interesarme. Según cuenta, vivió experiencias muy gratificantes con él y se divirtió mucho, pero el final de su relación de trabajo y amistad deja entrever, una vez más, el carácter agrio y fuerte del futuro Premio Nobel de Literatura. Muy diferente al caso del genio vallisoletano. De Delibes destaca la editora que no compartía con el gallego su pasión por el dinero y alaba que, salvo los dos pequeños textos que editó con ella para su colección Palabra e Imagen, siempre publicara con la misma editorial --Destino-- y no tuviera agente literario, gesto muy hermoso pero carísimo. Para él, según indica Tusquets, la familia y la amistad estaban por encima de todo lo demás, y un apretón de manos significaba más que cualquier documento firmado. Acaba el capítulo que le dedica así: me alegra enormemente saberle tan universalmente querido. Hijos, nietos, parientes, amigos, conocidos, gente que sólo sabe de él por su obra, todos le prodigan cariño, respeto y amor. No creo que nadie pase los últimos años de su vida rodeado de tanto y tan merecido amor. Otro ilustre que aparece en las páginas de este libro es el peruano Mario Vargas Llosa. La autora habla de su enfermizo perfeccionismo, responsable de los sucesivos retrasos en la escritura, corrección, reescritura, recorrección y entrega final de su relato Los cachorros para la colección Palabra e Imagen. El cruce de cartas entre autor y editora en relación al tema es digno de ser leído. También la retahíla de excusas, demandas de paciencia y mil y un perdones por parte del escritor peruano, hasta llegar a un increíble el relato me ha decepcionado en esta última lectura. No resulta extraño, pues, que con el tiempo se convirtiera en uno de los grandes genios de la literatura hispanoamericana y mundial, lo que le sirvió también para ser condecorado con el Nobel. Tusquets hace referencia a las tres grandes pesadillas del pequeño editor: la censura (excesivamente quisquillosa en pleno franquismo), las traducciones y los autores desesperados por ser publicados al precio que sea. Y nombra a algunos de los más carismáticos editores --Carlos Barral, fundador de Seix Barral, o Jorge Herralde, fundador y director de Anagrama--, agentes literarios --la flamante Carmen Balcells-- y escritores --Terenci y Ana Moix, Carmen Martín Gaite, Gloria Fuertes, Juan Benet, Pablo Neruda o Gustavo Martín Garzo-- de la época. Además, considera dos grandes golpes de suerte que cayeran en sus manos primero, y en su catálogo editorial después, obras tan diferentes pero futuros best-sellers como Mafalda y El nombre de la rosa. Ravoni, el agente de Quino, trató de vender los derechos de Mafalda a Carlos Barral en la Feria de Frankfurt, pero a este el cómic no le interesaba lo más mínimo y lo envió a hablar del tema al stand de Lumen. Así, de rebote y de la mano de la editorial de Esther Tusquets, llegó Mafalda a España. Una desconocida chiquita que muy pronto se convirtió en célebre e inmortal. En aquella misma Feria, también de la mano de Barral, y de nuevo por pura casualidad, le llegaría la aclamada El nombre de la rosa, de Umberto Eco. Quino Y Eco se mantuvieron siempre fieles a la pequeña editorial independiente que apostó por ellos desde sus inicios. Y, como no podía ser de otra forma, los éxitos fueron llegando.


Esther Tusquets nos relata como se sumergió como editora en la editorial Lumen sin tener experiencia y como dedicó su vida a esa pasión por la literatura, nos va describiendo de manera anecdótica sus relaciones personales con escritores importantes como Camilo Cela un hombre ególatra de mal genio y su afán por acumular premios , la seriedad de Miguel Delibes . el perfeccionismo de Mario Vargas llosa, la amistad de Ana María Matute. el viaje clandestino de Pablo Neruda a Barcelona en pleno franquismo, como llego a sus manos un comics llamado Mafalda, Umberto Eco y su posición ante los problemas que se plantean en el mundo, así como otros editores, poetas. Me hubiera gustado que se extendiera más a fondo en en cada uno. #LeoAutorasOct


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