Un libro muy interesante que nos muestra lo sencillo que es malinterpretar una lectura. Tendemos, de forma natural, a leer sin interpretar, sin pararnos a pensar que, tal vez, el párrafo que nos acaba de escandalizar o parecer irreal, sea una metáfora, una interpretación original, o cuyo mensaje real esté oculto en dichas confusas palabras. Llegué a escuchar a unos jóvenes en una librería hablar con auténtico horror del "Lazarillo de Tormes" aludiendo al hecho del abuso infantil y que "ya por aquella época no estaba controlado". No tengo nada en contra de ese comentario, pero pensé que quizá, un buen maestro de literatura podría explicarles que, la novela no sólo refleja éso, porque el protagonista puede ser también cualquier persona que trabaje para otra y no necesariamente ser un infante. Por no hablar de las erróneas interpretaciones que un lector pueda desarrollar si lee literalmente La Biblia, por ejemplo. Es un libro que, más que enseñar a leer, nos muestra "otra forma de leer" y que expande nuestras perspectivas de un modo muy curioso.