La historia de una degradación. Rousseau decía del hombre que nace naturalmente bueno y se pervierte al contacto con la sociedad. London lo aplica al mundo del animal. Colmillo Blanco, el perro-lobo salvaje que no conoce más leyes que las de la naturaleza, irá agudizando sus instintos de ferocidad o violencia a imagen y semejanza de los hombres. Si el lobezno hubiera pensado como los hombres dice London, habría calificado la vida como un voraz apetito, y el mundo como un caos gobernado por la suerte, la impiedad y el azar en un proceso sin fin. Por fortuna, Colmillo Blanco encontró al señor del amor al borde de la muerte.
Teniendo todo en contra, Colmillo Blanco, cachorro mestizo de perro y lobo, se las arregla para sobrevivir en medio de una naturaleza que da vida y también la quita. Una gran novela de London, muy bien contada, ágil, conmovedora y a ratos rozando la épica. Contada desde la perspectiva de Colmillo Blanco, es notable la capacidad del autor para lograr que uno se ponga en sus patas (iba a decir sus zapatos) y vivir su proceso de crecimiento y transformación, víctima de los extremos de la naturaleza humana y del repudio de sus semejantes. Huraño, violento y solitario, no conoce de amistades, amores y caricias. Pero la vida le dará la oportunidad para conocer del amor y la lealtad, aunque al alto precio de renunciar a su apreciada libertad. Un libro difícil de olvidar, superior a esos documentales sobre la naturaleza y la vida animal, porque aquí uno se construye sus imágenes propias, a partir de lo que London nos describe, demostrando una vez más que la palabra escrita nos hace ganar en sensibilidad y sentimiento. Este 3 de noviembre se cumplirá un año desde que mi perro Lucas Milovan nos dejó. Fueron 17 años y tres meses de una compañía inseparable. Lealtad y cariño marcaron nuestra vida juntos. Lucas Milovan (no alcanzo a explicar el porqué del nombre), siempre recordaré tus historias y tus momentos estelares que marcaron tu larga vida perruna. Y perdóname también, por haber estado muchas veces demasiado ocupado o muy cansado para haber compartido más contigo. No me di cuenta que te ibas poniendo viejo. Ciego y sordo te quedaste al final y medio paralítico. Pero allí estuve al menos para cuidarte, curarte y alimentarte. Tenías amor a la vida y eso era lo importante. Y en tu último suspiro, que aún me emociona cuando lo recuerdo, tuve la suerte de estar a tu lado y tomar tus manos y acariciar tu lomo mientras te ibas. Cuando he leído La Llamada de lo salvaje y ahora este Colmillo Blanco, muchas cosas me recordaban a ti. Tu lealtad a toda prueba. Tu sexto sentido para saber de mis jornadas difíciles, de cuándo anduve lejos, arriba de un helicóptero o embarcado como esa vez cuando fui con temporal a Punta Capitana, debido a los deberes de mi trabajo. Me hacías verdaderas escenas al llegar a casa ¿Cómo diablos te enterabas de todo eso? Recuerdo tus salidas cuando encontrabas la reja abierta. Tus ansias de libertad te llevaban a muchas calles de distancia y ahí tenía que salir a buscarte hasta encontrarte, por horas a veces, porque tu problema era que no sabías volver. ¿Era la llamada de lo salvaje lo que te impelía a hacerlo? ¿Tu motivación de explorador de misterios? ¿O tu vocación de galán enamorado de cuanta perra osara atravesarse? Por todo eso, a nueve meses de tu partida, esta reseña es en tu homenaje y lleva tu recuerdo. Porque tratándose de perros siempre me acordaré de ti. Nos dejaste a tu hijo Junior Médel (de nuevo los nombres) y a Percy Olavarría, tu ahijado adoptado. Lucas Milovan, ese que llegó de cachorro loco a nuestro hogar para siempre estar disponible. Lucas Milovan, el perro de mi vida.
Esta fue una novela entrañable que nos muestra el rostro de la vida salvaje, que puede llegar a ser despiadada e implacable, un lugar donde los débiles no sobreviven. Aquí conoceremos la vida de un perro-lobo, desde que es cachorro hasta su vida adulta, la cual transitará en un mundo hostil en el que se tendrá que adaptar para sobrevivir, primero en las tierras vírgenes y después con los humanos. De quienes aprenderá sus leyes que tendrá que entenderlas para alimentarse y someterse a ellos. Una historia donde veremos la mezquindad y bajeza de unos personajes, la justicia y rectitud de otros así como la valentía y lealtad de una mascota indómita. Fue una narración escrita de forma exquisita que te mantiene atado a sus paginas en la mayor parte de la novela salvo el final, el cual me pareció que perdió algo de fuerza. Aun así la recomiendo.
¡No puedo con tanta maldad! ¿Cómo el ser humano puede ser tan déspota? ¿Cómo uno puede criar a un animalito de esa manera? A pesar de tanta maldad hay personas buenas, amables y caritativas que ayudan a los animales sin importar la raza o su pasado. Colmillo blanco, un noble lobezno, que no tuvo una vida fácil porque desde que nació atravesó por dificultades que lo hicieron odiar a las personas; sin embargo, logró conocer la ternura de un amo, el cariño y la confianza de más personas a pesar de apariencia.
Una historia contada desde la perspectiva de un lobo, con aventuras donde la personalidad del animal se moldea por el trato que recibe de sus amos (los dioses), aquí es donde inicia su combate de sobrevivir y de aprender para no ser victima de su sociedad donde vale más el ser mas cruel y fuerte. Colmillo blanco es salvado de su amarga y descarnada vida por un hombre generoso y de principios llamado Scott (un amor), tenemos un final más que feliz para una vida tan solitaria. Hay una descripción maravillosa de la naturaleza, es una historia bella que ocurre en Améric@, exactamente en Canadá, no se puede decir más porque sale una contando toda la historia.
Colmillo Blanco es un clásico de aventuras del escritor Jack London, perfecto para todo amante de los canes y la vida salvaje. En esta novela se narra la vida de un perro/lobo llamado Colmillo Blanco, nacido en medio de la vida salvaje y atrapado, después, por las manos del hombre con quienes vivirá multitud de aventuras y desventuras, muchas de ellas reales y turbias. Nos encontraremos con escenas injustas, sangrientas y poco adecuadas para personas sensibles, pero también veremos la belleza del amor recompensado, de la fuerza y de la confianza. Un punto muy interesante de la novela es que el lector la vive desde el punto de vista de Colmillo Blanco, haciéndonos sentir que realmente vivimos en su piel y no en la de un ser humano. Es increíble la manera que tiene el autor de conmovernos y regalarnos emociones que nacen de lo más profundo del alma. Porque así considero a esta obra de arte, un libro escrito con el alma. Desde mi punto de vista su prosa es impecable, de vocabulario sencillo pero rico y con un estilo muy propio. Además, me encanta la manera que tiene de hacernos reflexionar y de encerrar un mensaje en un ambiente tan natural y salvaje. Al terminar esta obra he sentido un vacío tremendo por dentro pero también me ha hecho pensar en cómo las situaciones que vivimos llegan a moldear nuestro carácter hasta convertirnos en alguien irreconocible, pero no por eso más malo. Sin más líos, os ánimo a que le deis una oportunidad a esta novela asegurando que no os arrepentiréis. Creo que a mí me acompañará por muchos años.
Novela con prosa fluida, donde subyace la lucha por la supervivencia y la capacidad de adaptación al medio. Es una reflexión sobre la vida misma, y en como el instinto salvaje y animal pude llegar a ser domesticado mediante la aceptación del poder de "los dioses". Una novela entrañable que no se olvida nunca pero que es bueno releer en distintas etapas de la vida.
Pero que buen libro ! Tengo que aceptar que al principio casi lo dejo de leer ya que en los primeros capítulos la historia va muy lente y no le agarraba el hilo a la historia , pero con forme avanza te va atrapando , si eres amante de los animales este libro te hace sentir emociones como la alegría , enojo , tristeza , esperanza, todo tipo de emociones . Narra muy bien cada detalle y casa etapa de este maravilloso lobo. Aún tengo un nudo en la garganta. Lo recomiendo muchísimo .
No cabía predecir lo que había de suceder, porque, con todo lo dotado de vida, las cosas ocurrían siempre, por una razón u otra, de modo distinto.
Entonces, y ambos hechos fueron simultáneos, vio y olfateó algo. Ante él, en cuclillas y silenciosas, aparecían cinco cosas vivas que él no había visto nunca hasta entonces. Aquello era su primer atisbo de la raza humana.
Al final, el amo le lanzaba los brazos al cuello a Colmillo Blanco, mientras este entonaba con sus especiales gruñidos lo que para él era un canto de amor, lo que constituía la felicidad de la nueva era de su vida.
El mundo estaba lleno de sorpresas. La actividad de su propia vida, el libre juego de sus músculos, constituían para él una continua felicidad. Ir en busca de la carne que necesitaba le proporcionaba nuevas excitaciones y motivos de engreimiento.
Al fin, cuando los golpes, los simulados mordiscos y los gruñidos, amo y perro se separaban de pronto y se quedaban mirando simulando estar indignados y furiosos. Y entonces, repentinamente también, como si surgiera el sol sobre un mar tempestuoso, comenzaba la risa de ambos.
El objeto, el fin de la vida, era la carne. La vida misma era carne. La vida vivía de la vida. Unos comían y otros eran comidos. La ley consistía, pues, en eso: come o sé comido.