Admitámoslo: quizá Gregorio sea menos encantador, pero es mucho más divertido, por lo menos por cincuenta razones, todas ellas presentes en este libro. Porque, si bien no es la persona más detallista y prefi ere el último número del Marca a las grandes obras de la literatura universal, sigue teniendo algo que le falta a Grey: nos conquista haciéndonos reír