En estas cartas estan definidos diversos temas del volterianismo, la reivindicación de la libertad de pensar y excribir, la preocupación por el bienestar material y la obligación de los gobiernos de proporcionarlo a sus súbditos, la curiosidad intelectual y literaria, la irreligión, la filosofía racionalista, la cítica histórica y teológia y la permanente ironía.
Escrita para Madame du Chatelet, las Cartas filosóficas, también conocidas como Cartas inglesas, encarna de forma límpida la oposición de Voltaire hacia todo aquello que se opone a la razón, al oscurantismo, la superstición, la intolerancia, la estupidez y la tortura. Toda esta barbarie, atribuida por el filósofo francés a la Iglesia, como institución representativa del fanatismo organizado, le lleva a reflexionar acerca de las causas que excitan la irracionalidad humana. Es una obra que desborda del sarcasmo volteriano, tan audaz, que por momentos resulta complejo identificar su uso sin imaginar al autor cayendo en la hoguera. Es como si metiera mierda dentro de una juguera y la activara con la tapa abierta. Teólogos, filósofos, reyes, papas y aun el mismo Voltaire quedaron embadurnados con su obra.
Así es como mi santo hombre abusaba bastante especiosamente de tres o cuatro pasajes de las Sagradas Escrituras que parecían favorecer a su secta; pero olvidaba con la mejor buena fe un centenar de pasajes que la aplastaban.