Este precioso álbum ilustrado narra la historia de Mikhail, un niño de la calle que a pesar de tener que sobrevivir en un mundo hostil, no deja de soñar como cualquier otro niño, en un futuro mejor. Su historia es un reflejo de aquello que es realmente importante en la vida, aquello que muchos ya hemos olvidado pero que los que nada tienen valoran por encima de todas las cosas. Se trata de una historia enternecedora y dura al mismo tiempo, dulce y amarga como su título.
Un hermoso cuento que acompañado de ilustraciones de color sepia, te llevan al dolor de lo que viven niños en situación de calle, y como la música de su alma puede ganar corazones de muchos lectores. Texto ideal para niños y que comprendan lo que se vive en las calles ya precien lo que tienen en casa.
Leí este libro cuando estaba en primaria. Era muy pequeña para entender a profundidad el tema de niños abandonados. Sin embargo, cuando leí el breve cuento en aquella época, recuerdo que lloré silenciosamente una lágrima por la vida que tenía el protagonista. El cuento "Café dulce, café amargo" lo tomé de la pequeña estantería que teníamos de biblioteca en la primaria pública en la que asistía. Ahora, siendo un adulto, pensé en los libros que había en la escuela, los que dieron pauta a mi vida como lector, no eran muchos, pero eran suficientes para entretenerme en las horas de recreo, y sencillamente, el primero que vino a mi cabeza, fue este fugaz cuento. Lo volví a leer, sinceramente, lloré el doble de lo que recuerdo. Si pudiera, adoptaría a tantos niños como pudiera de la calle, les daría un techo que no sea de estrellas y una televisión en su habitación... Valoro mucho lo que tengo en vida.