Buzón de tiempo recorre las diferentes formas del encuentro: el recuerdo nostálgico de un amor perdido, los rumores de otras épocas, las llamadas sin respuesta, la identidad dolorosamente recuperada, los espejos que envejecen las imágenes, la inminencia de la muerte, el regreso de la conciencia con máscara de fantasma, y los guiños compartidos... Es éste un verdadero mosaico de emociones dibujadas entre señales de humo, naufragios, sueños y cartas arrojadas.
La revelación del mundo a lo Benedetti, el arte de contar desde la conciencia propia, de sacarle partido a la sabiduría acumulada, de envejecer contando, mirando, reflexionando, plasmado en estos veinticinco relatos cortos, que hablan de la vida, de los encuentros anidados en la memoria, de los amores idos, de lo que pudo ser y no fue. Desmenuza la nostalgia de épocas y lugares, la incógnita de un futuro que ya no tiene promesas y la proximidad de la muerte. No deja de sorprenderme que fuera publicado en 1999, justo cuando conocí a Mario allá por el mes de junio en la Feria del Libro de Madrid, en el Parque de El Retiro. Atesoro ese encuentro, aquel libro autografiado que guardo como reliquia y el apretón de manos con ese hombre sencillo y bonachón. Aquel que en esas semanas o meses recientes había escrito como colofón en este libro, que “Tengo los pies desnudos para entrar en el siglo y el corazón desnudo y la suerte sin alas”. Debo decir que no es lo mejor que le he leído. Este Buzón de tiempo, encuentro que está por debajo de “La tregua”, “Primavera con una esquina rota”, (novelas), y “Despistes y franquezas” (relatos). No obstante, siempre es un disfrute leer a Benedetti, a don Mario Benedetti.
Esta es la recopilación número 7/8 que leo de “Cuentos Completos” de Mario Benedetti. Seré breve, tiene historias muy buenas, muchas parecen ser cartas escritas a la nada y otras con un objetivo claro. Te quedas satisfecho y reconfortado por la lectura.
"La estampa del espejo es lo que no quise ser: un fantoche gastado que convoca a la muerte. Por esos falsos ojos circulan escombros de deseos que ya ni siquiera puedo vislumbrar y menos aún rememorar."
"Ojalá que nos dure, había escrito ella. Pero no duró. Juliana se había esfumado. Él la buscó, al principio con desconcierto, después con desesperación, luego con paciencia, con rigor, siempre con tristeza."
"No puedo rezarle a un Señor cuyos representantes arropaban cristianamente a los verdugos."
"Con el mundo como está, me parece un acto irresponsable concebir nuevos seres."
"—¿Borrarme de la literatura? Eso no. Ahí están mis libros. Buenos o malos, ahí están y nadie puede borrarlos."
"Deje de ser un autor mediocre para convertirme en un lector inteligente. Y te confieso que disfruto bastante en mi nueva condición."