Rogelio crece en una casa llena de ausencias (el padre es un militar, siempre lejos, y la madre está muerta) y misteriosos silencios (la tía Josefina vive recluida en su habitación; el abuelo jamás abre la boca). Todo cambia cuando Rogelio conoce a Lissete, hija de rojos, y a Andrés, un mendigo que resiste medio muerto en vida. Gracias a la valentía literaria de Blanca Álvarez, la Historia despierta en Búscame en África.
Un libro muy tierno, crudo y con la inocencia que sólo un niño podría tener. Es curioso como se puede llegar a deshumanizar a alguien con dinero por la idea errónea de que con él se puede comprar la felicidad, cuando en realidad sólo facilita cubrir ciertas necesidades como la comida, ropa, casa, etc. (que son necesidades básicas) pero solemos olvidar que el amor también lo es (y ese no se puede comprar), especialmente en la niñez es muy necesario, sin embargo algunas personas no le dan tanta importancia. Probablemente porque el hambre mata mucho más rápido y es más visible que la tristeza por la falta de amor.