En esta excelente muestra de su erudición, Edgar Morin ensaya una antropología de la barbarie que recorre toda la historia occidental. En este libro el autor hace referencia a los dos grandes totalitarismos que dominaron el siglo XX –el hitlerismo y el estalinismo–, pero también a los desastres de la era poscolonial, emergentes del imperialismo europeo. Dedica un espacio importante a los grupos y personas que se opusieron a las explosiones de barbarie y propone categorías filosóficas que ayudan a identificar la irrupción constante del homo demens por encima de su hermano sapiens.
“Las tendencias bárbaras coexisten con las tendencias civilizadoras”. Esta constatación es la que le permite a Edgar Morin (Filósofo y Sociólogo francés nacido en 1921, todavía vivo con 102 años en 2024) afirmar que el Homo Sapiens es también Demens, que el Homo Faber es también Miticus y que el Homo Economicus es a su vez Ludens. En apenas 90 páginas (resultado de 3 conferencias brindadas en París en el 2005) el autor esboza con gran síntesis y claridad una ´antropología de la barbarie humana´ en la que el hombre aparece con la capacidad de producir Guerras y con la capacidad de producir Arte y Cultura, sirviéndose para dicho análisis de la ´Polemología´ (el estudio de la guerra como fenómeno social). En 1- “Barbarie humana y barbarie europea” muestra los procesos de Conquista (la de América motorizada por la codicia y el fanatismo), de Dominación, de Xenofobia y de Colonialismo ( con su abominable comercio de esclavos) y cómo el monoteísmo judío y cristiano aportaron una intolerancia medular: “Uno de los aspectos de la barbarie europea fue el de tratar de bárbaro al otro, al diferente, en lugar de celebrar esta diferencia y de ver en ella la ocasión de un enriquecimiento del conocimiento y de la relación entre los humanos”. Desde las Guerras de religión europeas del Siglo XVI a la Inquisición Española (embebida de la ´pureza de sangre´) que con su implacable ortodoxia perseguía herejías y destruía religiones precolombinas. “El monoteísmo, en especial el católico, puede explicar en parte este delirio de la purificación, sobre todo a causa de su carácter exclusivo y de su repudio de las otras religiones”. En 2 – Los antídotos de la cultura europea aparecen los aportes del “marrano” Cervantes, de la racionalidad autocrítica, de la vida del judío Spinoza y del “marrano” Montaigne, el humanismo de Erasmo y la inauguración de la ´era planetaria´, fruto de la aparición de América y de la circunnavegación del globo. Estos últimos hechos son los que habilitarán una “conciencia planetaria” que facilitará la “mundialización de las ideas de emancipación”. Mundialización emancipatoria que – siglos después – será, a decir de Morin: “La revancha de 1789 sobre 1917”. Infaltable el pacifismo de Romain Rolland en tiempos de la 1eraGM. y el paradigma político de Mandela. Las muchas organizaciones humanitarias como Médicos sin Fronteras son el fruto de la mundialización humanista y de aquella conciencia planetaria. En 3 – Pensar la barbarie del siglo XX, afirma que “El siglo XX inventó la monstruosidad de la nación mono-étnica” a lo que le siguió la destrucción genocida de los pueblos sin estado. Y se centra en el nazismo como la cúspide de la obsesión purificadora de una nación. “El nazismo es un producto catastrófico de la barbarie europea, y encuentra su fuente en la nación más cultivada de Europa”. Una joyita de texto que ilumina el presente (el 2024) en el que persisten guerras, intolerancias y fanatismos, síntomas de una barbarie que persiste. "Pensar la barbarie es contribuir a recrear el humanismo".