La aplicación del ordenador al estudio de la Naturaleza ha conducido desde sus orígenes a espectaculares simulaciones, describiendo las propiedades y mecanismos fundamentales de uno de los fenómenos de mayor belleza y complejidad surgidos en nuestro planeta, la Vida. Sin embargo, y desde los orígenes de la simulación, los científicos e ingenieros emprendieron otro camino: aquel en el que es la propia Naturaleza la que se convierte en fuente de inspiración, diseñándose desde entonces un número cada vez mayor de procedimientos computacionales o algoritmos bioinspirados de probada eficacia y utilidad en disciplinas como la Ingeniería, Economía, Química, Política, Informática, Física, Matemáticas, Sociología, Biología, Medicina etc.