Para Fawad y sus amigos, la liberación de Afganistán no significa mucho más que algunos dólares fáciles de conseguir mientras miles de extranjeros llegan a Kabul con promesas de un futuro mejor. Cuando su madre consigue un trabajo en la casa de Georgie una inglesa colaboradora de una ONG, se verá inmerso en un mundo desconocido y divertido, lleno de secretos y nuevas costumbres. Y entonces descubre que su querida Georgie se ha enamorado del poderoso señor de la guerra Haji Jan
Escrito en primera persona desde la perspectiva de un niño, Fawad, nacido en Afganistán en época de talibanes. Puede parecer un duro comienzo, pero al tener el humor propio de un niño, las desgracias se ven menos graves y las alegrías se disfrutan más. Una vez le pregunté a un militar que estuvo destinado allí: Los talibanes cada poco tiempo vuelven a tener el poder otra vez ¿crees merece la pena? Sin dudarlo, me contestó: No pensarías eso si hubieras visto la sonrisa de esos niños. Aún se me hace un nudo en la garganta al recordarlo. Pues bien, este libro me ha hecho sentir precisamente eso, que sigue habiendo muchos niños en manos de talibanes, y lo que es peor, muchas mujeres y niñas. Toda la novela está llena de ternura, aunque alrededor pasen cosas muy crueles que me han roto el corazón varias veces. Los personajes son un poco superficiales para mi gusto, pero la prosa es sencilla y se lee rápidamente, muy aconsejable.
Los libros escritos en la perspectiva de niños siempre me han gustado y mucho, porque pese a la crueldad a veces de las historia lo triste que pueda llegar a ser una historia donde hay guerras todo el tiempo, dónde ningún día estás seguro de nada, la visión de un niño siempre la dulcifica por su inocencia y su sinceridad. En esta historia se habla de todo de la guerra como protagonista, los talibanes, la cultura musulmán la americana, pero lo principal es que habla del amor de la amistad. Me he enamorado de esta historia, la autora supo hablar de todo supo mantener todos los temas como principales. Al final estuvo casi cruel lo reconozco pero no me defraudó. Es una historia enternecedora
Un viaje a Afganistán y sus problemas a través de los ojos de un niño que además de explicar sus vivencias explica costumbres incomprensibles para nosotros y como las nuestras se ven a sus ojos. Es un libro muy bonito y entrañable donde la crueldad de Afganistán queda normalizada por la inocencia del niño.
Una historia muy tierna y divertida pero también real acerca de la vida de un país en guerra. A través de los ojos de un niño afgano podemos apreciar las diferencias de cultura y la belleza que existe en otros lugares.
Los diferente hechos de la vida, descubriendo diferentes culturas, todo a traves de la voz de un niño en Afganista. Una muy buena manera de conocer algo de la vida en este pais de tanto sufirmiento.-Imperdible
La escritura es impecable. La autora da vida a Afganistán a través de vívidas descripciones e imágenes. Leer este libro me hizo sentir como si estuviera realmente ahí, viendo los lugares de interés, experimentando la cultura y conociendo a la gente. No hace falta decir que esto terminó siendo una lectura bastante emotiva llena de altibajos. Es un libro que no pude dejar. Me encontré en un dilema porque no quería que la historia terminara pero, al mismo tiempo, no podía alejarme del libro Disfruté de los nombres afganos (Haji Khan, por ejemplo, que a veces leo en voz alta solo porque era divertido) y Spandi, que lleva el nombre de una especie de carne enlatada. Los expatriados caricaturizados (James el periodista que duerme todo el día, May la lesbiana que se enamora del francés Philippe) se volvieron más creíbles a medida que avanzaba el libro. El final fue una experiencia en sí misma. Es del tipo que los confunde a todos. Recuerdo sentirme triste y luego sonreír, sorprenderme. Mis emociones estaban por todos lados.