Hermann Hesse nos ofrece en la serie de sus novelas y relatos la visión de un mundo esencialmente intimo. Aseguraba no haber escrito otra cosa que lo que ``quería salir de el '', y nos lego una obra que hay que considerar, en su conjunto, como una confección, una descripción de su manera de pensar y de su vida, ``idealización no, solo confección''. Con razón llamaba a su trabajo ``biografías del alma'', en ninguna se trata de historias, intrigas y tensiones; en el fondo son monólogos en los que una sola persona se contempla en sus relaciones con el mundo y el propio yo. La obra de Hesse fue desde el principio ``juego e intento'' de superar las propias experiencias y sensaciones. Para él, comenzaba siempre un nuevo trabajo en el instante en que vislumbraba un personaje que desde algún tiempo podía convertirse y portador de su experiencia, de sus pensamientos de sus problemas. En este sentido todos los personajes principales son esbozos de su yo, desde Hermann Lauscher, que se ha convertido, de manera especial, en la figura mítica del yo de Hesse por su manera de servir, de obedecer y protestar. Toda su producción abunda en pasajes autobiográficos, como las cuatro minuciosas biografías poéticas de Glasperlenspiel, biografías conjetúrales en el sentido de Jean Paúl. Muchos textos de Hesse sin tener que recurrir a sus cartas ni a sus diarios, arrojan luz sobre los conflictos de su existencia, como sus apuntes de viajes, sus recuerdos de personas, las descripciones de su vida cotidiana, sus reflexiones sobre la edad, sus confecciones... Son apuntes que dan una visión de una vida que hacia afuera transcurría tranquila, pero que también estaba acechada por problemas, dudas, desesperación y destrucción.
KLEIN Y WAGNER es el adentrarse en el pensamiento de un anodino empleado que rompe radicalmente con su vida anterior, su deseo dar muerte a su familia, como lo hizo W. Y de repente W., ese maestro de escuela, se convierte por el pensamiento de Klein en Wagner y se nos desdobla en dos Wagner, el asesino y el músico, ambos idolatrados por Klein. Este segundo relato se encuentra cargado de pensamientos de deseo y muerte, con un regusto a Nietzche en todo el relato: “No sé como vive usted, pero vive como lo he hecho yo y como lo hace la mayoría, en la oscuridad y lejos de sí mismos, tras cualquier fin, deber, propósito. Lo hacen casi todos los hombres. Por eso el mundo entero está enfermo y se hundirá. Pero a veces, por ejemplo al bailar, se olvida de su proyecto o de su deber y vive de forma completamente distinta. Siente como si estuviera sola en el mundo o como si al día siguiente pudiera estar muerta, y entonces surge todo lo que realmente es usted. Cuando baila contagia incluso a los demás. Ése es su secreto”. EL ÚLTIMO VERANO DE KLINGSOR nos habla de un pintor enfrentándose a su propia muerte a través del color, el color en toda su plenitud con todos su matices y a mi una y otra vez me llevaba al reflejo de Van Gogh. La expresión de los colores, el impulso obsesivo, la descripción de los rasgos, leía y siempre era Van Gogh, Van Gogh dejando de ser pintura para convertirse en palabras, para fundirse con la escritura.
Hesse siempre me satisface con sus obras. Esta, al ser su primera novela da impresión por la limpieza de su redacción y uso de palabras correctas para el contexto histórico que trata. Nos da una auto reflexión contándonos la triste historia de un niño deprimido y abrumado por los estudios, que al casi final de sus días acaba con los mismos.
Hans va avanzando en la narración un vida planificada por todo el pueblo, excepto por el. Una montaña rusa de eventos peculiares marcan el destino de esta historia, al mejor estilo narrado de Hermann Hesse
Invita a la reflexión este libro, la falta de albedrío en su máxima expresión, los deseos profundos de un niño que desea realizar expectativas ajenas pero mientras se mantiene bajo la rueda, observa su vida pasar sin tener historias que contar.
No sé como vive usted, pero vive como lo he hecho yo y como lo hace la mayoría, en la oscuridad y lejos de sí mismos, tras cualquier fin, deber, propósito. Lo hacen casi todos los hombres. Por eso el mundo entero está enfermo y se hundirá.