Una de las entregas más atractivas de este monumental obra que se ha convertido en uno de los máximos exponentes del género autoficcional. En ella, el autor nos habla del tránsito de la adolescencia a la adultez, a partir de su vivencia como profesor ayudante en un colegio del norte de Noruega. La confianza en sí mismo tras la emancipación de la tormentosa casa paterna, la fría relación con su padre, la catalización del deseo sexual y los primeros contactos con las drogas y la música, sirven como decorado a una decisión que marcará su vida: ser escritor, y además parecerlo. Como subtrama aparece de nuevo la infancia y sus decepciones. Con una prosa vertiginosa y cuidando el detalle cotidiano hasta elevarlo a categoría trascendental, Knausgard sigue haciéndonos partícipe de sus miserias, reflexiones y experiencias. Una crónica de como el paso del tiempo y la búsqueda de la identidad se convierte en el fin de su literatura. Casi nada.
El primer libro me gustó muchísimo, pero ese ya no mucho. Encontré que el exceso de detalles aburre y no me gusta el lenguaje que el usa a veces. Ya no es un libro que empiezas y tienes que seguir hasta el final. Tardé mucho en terminarlo y no estoy segura que leeré el que sigue. Por otro lado, aunque hablando de él nunca se sabe lo que es real o no de su historia, es interesante ver el camino que lleva un escritor a ser un escritor. Comprender sus comienzos. Eso es rescatable. Y conocer cómo es la vida en un mundo helado y oscuro.