Los múltiples disfraces de poder y sus advocaciones son desenmascarados en estos epigramas intensos y eficaces. También se reflexiona en ellos acerca del poder de la palabra y su peso y lugar en el poema. Sobre el quehacer poético, su cómoáy su porqué. Sobre el tiempo y la luz. Sin olvidar la vida y cuanto en ella late de pasión y deseo, de dicha cotidiana y aciago final. Avisos y cautelas que ayudan a mirar y comprender, a precaverse contra los poderes y a gozar el presente, pese a quienes intentan imponer una visión mezquina de la vida y un avaro concepto del amor.