Nadie se explica qué clase de hecatombe pudo haber causado tan terrible y enigmático suceso, aunque los chicos presentes en el colegio han descubierto horrorizados que están en el futuro. En un futuro desértico, sin rastro de vida humana e incomunicados… Pero cuando el aislamiento parece insalvable, ocurre nuevamente algo extraordinario: en el momento en que Sho está a punto de morir estrangulado a manos de la locura asesina que se ha apoderado de su tutor, el profesor Wakahara, una llamada telefónica alerta a su madre de la situación de su hijo, al que oye por el auricular pidiendo auxilio a gritos. Curiosamente, esos gritos sólo son audibles por ella, lo que convierte su insistencia en acudir al rescate en una lucha desesperante contra la lógica que rige en el mundo en que vive. El único apoyo con que podrá contar será el que le brinde Shinichi, el abnegado amigo de su hijo Sho. Sólo las mentes abiertas de los niños, capaces de asimilar sin mayor esfuerzo como posible y real lo ilógico e improbable, encontrarán acomodo en una dimensión en que para orientarse con un mínimo de éxito las luces del sentido común parecen insuficientes y, en algunos casos, serios obstáculos para sobrevivir.