Cuatro mujeres que cuentan su propia historia en un tiempo de confusión ideológica y crisis generacional. En el Departamento de Obras de consulta de un gran grupo editorial, cuatro mujeres trabajan en la confección de un atlas de geografía en fascículos. Reunidas por azar en ese proyecto, y muy distintas entre sí, todas comparten, sin embargo, una edad decisiva, en la que el peso de la memoria matiza ya la conciencia del tiempo y de la Historia. Mientras investigan, buscan materiales y fijan datos, Ana, Rosa, Marisa y Fran se encuentran en ese punto de inflexión de la vida en que no pueden aplazar más la necesidad de encararse de una vez consigo mismas, despejar dudas, deseos y contradicciones ya insostenibles para situarse ellas mismas en su propia geografía, en su propio atlas. Así, iremos descubriéndolo todo sobre cada una de ellas y sobre el mundo que las rodea, que no es otro que el de toda una generación: su soledad, sus inhibiciones, sus sueños truncados, sus decepciones, pero también sus pasiones y sus amores inconfesados, su dureza y su ternura, sus derrotas y sus grandes conquistas.
Nadie ha sabido nunca meterme de forma tan integra en el pellejo de una mujer como Almudena Grandes. No solo lo ha logrado con este libro, sino que lo ha conseguido en reiteradas ocasiones. Las historias de estas cuatros mujeres, te hacen empatizar, desde mi perspectiva masculina de la vida, algo inevitable y obvio, con el pensamiento femenino, con la manera de ver el amor, el sexo,, la sensibilidad, la ternura, la soledad: la vida en definitiva de una mujer. Lo he pasado en grande durante su lectura, me ha aportado savia nueva, renovadora. Una visión de un Madrid que vio nacer a la autora, que la vio crecer, respirar, suspirar, amar y sufrir por más que le pese a un alcalde enano, y no me estoy refiriendo a su estatura física sino a su tamaño intelectual. Almudena no solo se merece ser hija predilecta de la ciudad en la que nació sino una defensora acérrima del sentir femenino y su reivindicación de igualdad.
Una buena novela protagonizada por mujeres de nuestro tiempo.Cómo siempre Almudena Grandes saca el máximo de sus personajes los desmenuza una y otra vez y nos los presenta para que de alguna manera terminemos viéndonos reflejados en algunos de ellos. Recomendable.
Cuatro mujeres trabajan en un proyecto editorial común y paralelamente van contando sus historias amorosas. Me gustó mucho esta novela de Almudena Grandes, capta muy bien la psicología femenina.
Creo que es un libro que se puede analizar de dos maneras: la técnica de la escritora y la historia en sí. Respecto a la primera es una obra muy bien escrita y con un planteo interesante en donde la historia avanza desde el punto de vista de las cuatro protagonistas. El segundo aspecto es más controversial: 4 mujeres de clase media alta madrileña que viven vidas insastifechas a pesar de tenerlo practicamente todo. Me dió un poco de bronca que la autora caiga en miles de clichés sobre las mujeres treintañeras que están llegando a los 40. Que los hijos, que considerarse sexy, que todos tienen amantes, o ellas o sus pajeras. Y en el medio, grandes fluires de la conciencia que termina dando una perspectiva psicológica barata. Es decir ¿todas las mujeres sienten como las protagnistas? Tal vez, sí, pero no lo sé. De todas formas uno llega a empatizar con algunas de ellas, a pesar de ser hombre sudamericano y de menor edad y ahí debe estar el mérito de la autora. Sin embargo, parece que la autora plantea las cosas como si fuese Crimen y Castigo y el drama que viven las protagonistas es, a veces, tan banales como no sentirse sexys.
Primer libro que leo de Almudena Grandes. Me lo regalaron en el año 2004 y no lo he leído hasta conocer la mala noticia de la muerte de la escritora. No me llamaba nada la atención. Pero he de reconocer que me ha gustado muchísimo. He disfrutado con la intimidad de cada una de las mujeres que lo protagonizan y con la forma cómo lo cuenta la Gran Grandes. Descanse en Paz. Voy a seguir con sus libros y con los de su marido, que gran pareja, que lástima!!
Madrid, a mis pies, sucumbía al hechizo del otoño, recuperando un color antiguo, de infancia detenida.
...me advertí a mí misma que cada segundo de aquella noche sería el más hondo y afortunado de mi vida, y que debía fijarlo escrupulosamente en mi memoria para poder recuperarlo después.
¿Que una tía de 20 años sólo me querría por mi dinero? Pues mira, ya habría salido ganando, porque Flora no me quiere ni siquiera por eso.