Así me pierdo en las ciudades abarca una serie de 27 relatos en los que el lector no sabe qué admirar más, si el ritmo, la agilidad y la precisión de la prosa o el envidiable sentido del humor del que el autor hace gala en todas y cada una las páginas del libro. Tal vez, en efecto, el humor sea la mejor perspectiva que podemos encontrar en estos tiempos de crisis y confusión para comprender y acceder a un mundo que, paso a paso, estamos convirtiendo en una dimensión prácticamente inhabitable. Menéndez Pelayo nos enseñó que el verdadero humorismo exige un espíritu poético capaz de elevarse a la libertad y a la filosofía. “Es una de las maneras más altas de considerar el universo”, dijo también.