Cartas, recuerdos y reflexiones inéditas del gran clásico de la literatura de los campos de concentración. En 1945, tras la Liberación, los soldados soviéticos que entonces controlaban el campo de prisioneros en Katowice, Polonia, pidieron a Primo Levi y su compañero en el campo, Leonardo De Benedetti, que escribieran un informe detallado sobre las condiciones sanitarias del campo de concentración. El resultado fue el «Informe Auschwitz», un texto extraordinario, de los primeros que se escribieron acerca de los campos de exterminio. Publicado en 1946 en la revista especializada Minerva Medica, es el punto de partida de todo lo que escribiría Primo Levi como testigo, analista y escritor. Durante las cuatro décadas siguientes, Levi nunca dejaría de explicar su experiencia en Auschwitz en escritos de distinto tipo, muchos de los cuales nunca se publicaron en forma libro. Así fue Auschwitz es un mosaico de recuerdos de inestimable valor humano e histórico: desde su testimonio en el caso Eichmann hasta sus declaraciones en el caso Bosshammer; desde la carta que le escribió a la hija de un fascista hasta distintos artículos que se publicaron en diarios y revistas especializadas. Una colección de informes, recuerdos y reflexiones de un testigo presencial que, gracias a su consistencia, la claridad de su estilo y su rigor, nos ofrece un Primo Levi mesurado y preciso, muy alejado de la retórica. El Primo Levi que nadie duda en reconocer como un clásico de la literatura universal.
Buen libro, guiándote atraves de historias desgarradoras las cuales parecen tan irreales a la vez que lo único que te permiten es evaluar que tan grande y Yam dirá fue esta guerra y todo lo que dejo. Y cómo se dice es bueno conocer la historia para que no se vuelva a repetir y este libro te permite esto, conocer las historias a fondo porque créeme que con lo que sabes no alcanzas a dimensionar todo lo que esta guerra trajo de trasfondo y las heridas tan grandes que dejo en las personas que sobrevivieron y lo luchadoras que fueron.
"Su mente era sincera y directa, e ignoraba o despreciaba todos esos artificios, esas neblinas, esos voluntarios olvidos e ilusiones con los que nos defendemos como podemos de los agravios del mundo. Por lo tanto, nadie estaba más expuesto que ella al sufrimiento (...)."