Durante años, la mexicana Amparo Dávila fue considerada lectura de culto. Actualmente su obra experimenta un renacimiento gracias a diferentes círculos académicos de lectura feministas y de estudios de género. Intentar clasificar la producción literaria de Amparo Dávila implica pensar en lo gótico y en el terror. Asimismo, la fragilidad de la barrera entre lo real y lo inverosímil en sus narraciones, sugiere la opción fácil de la literatura fantástica o fantástico-maravillosa. En una ocasión, Julio Cortázar utilizó, para describir la obra de Amparo Dávila, una palabra para la cual no hay una traducción directa al español: uncanny, vocablo que se acerca más o menos a “siniestro” en español. Freud exploró en su libro Lo siniestro (1919), presentándolo como una experiencia paradójica en la cual lo extraño se torna familiar y lo conocido en extraño. Precisamente desdobla la palabra como: heimlich, lo íntimo, conocido, familiar; y unheimlich, lo desconocido, clandestino, terrorífico; no sólo eso, para analizar el término usó una obra literaria, El hombre de arena de E.T.A. Hoffman. Dado que los temas de locura, amor y muerte son recurrentes en la obra de Amparo Dávila, la asociación de Cortázar deja de ser un anhelante descriptor para ser un posible compás interpretativo.
Una serie de cuentos que abren la puerta al interior de otros y nos permiten adentrarnos en el terror de ser ellos mismos de que ellos pueden ser nosotros, es alli donde se encuentra el verdadero horror, en la ausencia de causas en la falta de justificacion, me recuerda a Shirley Jackson, a Silvina Ocampo , Mariana Enriquez, A Stephen King , y , Obvio a Poe