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Sinopsis de AQUELLO ESTABA DESEANDO OCURRIR

Los cuentos reunidos del narrador cubano más internacional.

3 reseñas sobre el libro AQUELLO ESTABA DESEANDO OCURRIR

Si leen este libro al abrigo de un bolero decadente y demoledor (todo bolero encierra esa maravilla), pueden resultar trasquilados en un colapso de cercanías y distancias empujándote al borde mismo de los irregulares recovecos del amor, las traiciones, los compromisos, las huidas…lo ignoto y lo tangible. Padura, con su prosa punzante y desconcertantemente magnética, entre los dolores y los desconciertos, desde las brumas de la realidad de la Cuba que adora, nos brinda historias tan humanas como rotundas en todo su universo. Presentes en estas páginas, apuntes breves del recorrido interior de una isla donde los errores se acumulan en la implacable memoria de sus moradores, donde la solidaridad brindada a otros se acompaña de sacrificios personales, miedos, amor al prójimo, muerte y sentimientos encontrados. Transita, por supuesto, la soledad desde la nostalgia de una diáspora hambrienta de sueños, recuerdos de juventud, de pasiones de todo tipo, luz, oscuridad y huellas. Es amplio y nuestro, es abrumador y siempre bello, es tristemente real .Y en esto Leonardo Padura tiene el código (como ya un compañero reseñó, bellamente, antes) para no ofender ni a detractores ni a partidarios. En La puerta de Alcalá vivimos el asombro triste de un hombre que se lanza a buscar sus sueños por un mísero día y encuentra lo inesperado, sólo para ahondar en las certezas de toda su realidad. En Nueve noches de amor con Violeta del Río (y éste me rompió), Padura nos dispara desde la sordidez e ingenuidad de la pasión juvenil, nos pasea valiente por una historia nuestra y nos deposita, de brutal manera, en la ingobernabilidad de los recuerdos y el pacto amargo con el que seguimos adelante. Les dejo, entonces, con una propuesta más, otra negociación, y este pedacito de un bolero rompedor, que lo cantaba Bola de Nieve de forma inigualable y desde el cual, el inefable personaje del segundo cuento descubría el regocijo y los ardores al enamorarse de una ilusión... Yo, que ya he luchado contra toda la maldad, tengo las manos tan desechas de apretar que ni te puedo sujetar. Vete de mí… Seré en tu vida lo mejor de la neblina del ayer cuando me llegues a olvidar como es mejor el verso aquel que no podemos recordar… Vete de mí. … Me echo al corazón todas las historias, no podría ser de otra manera…vibro una vez más y sigo adelante.


No siempre se produce una simbiosis tan armónica entre quien algo escribió y quien ese algo lee transcurrido un tiempo como la que me ha producido este libro de Padura. Trata con exquisita madurez temas diversos, siempre con el comedido respeto para no ofender ni a partidarios ni a detractores. El mismo tributo se merecen quienes deciden abandonar su querida Cuba que aquellos otros que deciden no hacerlo, tan sólo para poner un ejemplo. Sus puntos de vistas son valientes pero desprovistos del dogmatismo encorsetador que tanto maniata a muchos autores, esclavos de sus preceptos ideológicos. Su prosa, hermosa, culta en un grado justo, poética, es capaz de describirnos ciudades y ambientes conocidos (siempre hablo desde mi perspectiva visual personal) como Madrid, Padua; como la más desconocida: La Habana, sus calles, sus cabarés, sus gentes, sus hábitos y sus anhelos, los sueños que alimentan a cada cual y las penas que afectan sus tristezas; Luanda y la guerra Angoleña donde el amor es incapaz de detenerse. Ha entrado, Padura, repentinamente en ese olimpo reservado para grandes autores de relatos, Borges, Onetti, Gabo y otros muchos. Pero sobre todo, hoy, conozco mucho mejor al cubano, sus penurias, sus anhelos, sus sueños, sus formas de entender el sexo, el amor, la vida en definitiva. Contiene, este libro, hermosos relatos. Nos acerca a la lindeza del bolero, a su sensualidad, a como alguien es capaz de aparcar un sueño obsesivo y eterno por el amor fugaz de una mirada profundamente verde y clara. Absolutamente recomendable su lectura. Y pienso leer todo aquello que de Leonardo Padura caiga en mis manos y bajo mis ojos.


Padura es un maestro de la narración, lo mismo en una novela extensa como El hombre que amaba los perros, como en sus relatos.


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