A partir del momento en que su padre decide suicidarse, Marcos debe convertirse en hombre y valerse por sí mismo. Una apasionante historia se desata cuando descubre que, en un oscuro y alejado centro para enfermos mentales, vive un hermano suyo del que no tenía noticia, un personaje luminoso que le cambiará la vida para siempre. Apocalipsis es una disección de las pasiones más profundas del hombre, un viaje por los vericuetos del cuerpo y el espíritu, una vibrante reflexión sobre el hecho de estar vivos. Con este libro, Mario Mendoza cierra el ciclo que inició con La ciudad de los umbrales.
Marcos Salamanca narra una apasionante historia guiada por los deseos y convicciones juveniles , la vida Bogotana poco antes del siglo XXI de la mano de 7 muchachos a quienes llama puntos de fuga; en medio de cotidianidades hace una brillante reflexión de la vida, con la que logra perturbar el espíritu del lector. Marcos, siempre listo a inmortalizar la vida. Le gustaba detener el tiempo, su apodo era fotógrafo; nos cuenta como a manos de la injusticia del país, su generación entregaba la vida en las calles de Bogotá y allí limitados por el clasismo, perfilaban sus personalidades. Es así como él logra inmortalizar una Bogotá llena de historia. Y con base en esa fidelidad a unos principios, construye su obra, la vida, la muerte, desapariciones y sus fugas a territorios alejados de la civilización, que no deben entenderse como un fracaso, sino como un retiro para que el tiempo haga su trabajo y decante los mensajes que están cifrados en esos renglones y esos párrafos escritos en medio de la tenacidad y la desesperanza. Buenísima la lectura.
Para mí gusto la novela que menos me ha gustado de Mario. La verdad me resultó bastante predecible. No logró conectarme como los libros que había leído anteriormente de El.
Marcos vive con su padre en una tienda de barrios. Al padre le cae una terrible enfermedad por lo cual decide volarse la tapa de los sesos. Marcos encuentra un hermano en un hospital. Una hermosa historia tienen los dos. Es recomendable leer este libro de Mario Mendoza como de sus últimos, ya que contiene mucho spoiler de sus anteriores libros, porque sus amigos fuerón los que escribieron sus novelas anteriores: Satanás, La ciudad de los umbrales, Los hombres invisibles, Cobro de Sangre. Te puedes enterar incluso del desenlace que tuvieron sus anteriores novelas. El libro empieza muy bien, te engancha, pero siento que Mario Mendoza le metió de relleno el desenlace de sus anteriores libros. Sin embargo el libro es BUENO
Apocalipsis es una radiografía a esa Bogotá oscura que muchas personas se niegan a creer que existe. La historia se basa en la infancia, adolescencia y adultez de ocho amigos que tienen en común su amor hacia Bogotá y el arte con el cual quieren transmitir este sentimiento, el cual se ve recompensado con el arte que Bogotá les brinda a ellos. Ciudad Gótica influye de una manera excesiva en la de estas ocho personas los cuales terminan sus días fuera de Bogotá como puntos de fuga, ya sea exiliados, quebrados, enfermos, amenazados, triunfantes y/o muertos. Causa curiosidad como los personajes de la historia terminan escribiendo cada una de las novelas de Mario Mendoza, dándole a estas un significado más potente, como si fuera una pseudo autobiografía. Me quedo con esta frase del libro: "Ser felices era lo de menos"
Un libro que muestra una vez más las exquisitas y fuertes letras de Mario Mendoza. Donde retrata la sociedad colombiana en su decadencia por múltiples factores. Este es el recorrido de cada uno de sus libros escritos hasta el momento y visionario en uno que escribió hace poco. Muy sutil y siempre llevando a esa catarsis para reflexionar de manera visceral la vida que llevamos. Un despertar continuo.
«¿Cómo puedo ser tan dichoso en medio de tanto sufrimiento?¿Cómo puede haber tanta dulzura en el infierno?».
Detrás de esta historia se esconde la sonrisa maligna de una ciudad que muy pronto hizo trizas nuestros proyectos y quenos condujo al exilio, a la locura o a la tumba. Jamás pensé que me tocaría a mí la labor de relatar nuestra desgracia.
Me dije entonces que todo hombre era un misterio y que lo que vemos de una persona es sólo la punta de uniceberg cuya verdadera dimensión reposa en las profundidades de unas aguas turbias.
—Qué idiota soy —dijo el Crow cogiéndose la cabeza con ambas manos—. Debíser sincero y preguntarle de frente: «Qué pena contigo, pero me quedan pocos meses de vida. ¿Podríamos echarnos un polvo ya, por si acaso?».
No sé que me pasa cuando tengo un lapiz entre los dedos.—. Es como si mi mano pensara sola, como si fuera un ser independiente de mí.
—Atacó por la espalda, Pepe, y murió por la espalda —le dije en voz baja—.Aquí me cobro la vida de mi hermano.