México, finales del siglo XVII. Desde su niñez, la falsa beata Crisanta Cruz y el indio apóstata Tlacotzin desarrollaron una férrea voluntad de sobrevivir y una refinada malicia para burlarse de sus opresores. Estos personajes son la columna vertebral de una hilarante intriga novelesca que desnuda los vicios privados y las virtudes públicas de la sociedad colonial: la teatralidad del misticismo, los laberintos barrocos del deseo reprimido, el culto clandestino a los dioses prehispánicos, la sórdida lucha por el poder entre las órdenes religiosas... Enmarcada en una época fascinante, desmesurada y poco conocida, con la riqueza de ambientes y personajes característica de la mejor narrativa hispanoamericana, Ángeles del abismo, basada en un proceso inquisitorial real, combina la novela picaresca, la comedia de enredo y el folletín en un fascinante retablo narrativo.
Me gustó mucho este libro, basado en personajes reales y ficticios. Relata de una manera sencilla la vida y costumbres de la época novohispana, aporta datos históricos poco conocidos que dejan ver una intensa investigación del autor combinando ficción con hechos reales logrando una intriga novelesca que mantiene un ritmo de lectura ágil y constante.
Los padres jesuitas se lo habían advertido: de nada valían las letras, el talento y la buena crianza sin la agibilia: el arte para desenvolverse en la vida, ganar un real y conservado.
"Bienaventurados los espíritus simples que vivían a salvo de aprensiones metafísicas, satisfechos con su breve paso por la tierra, sin reparar en el mecanismo ciego que se complace en dar vida solo para continuar matando."
"Si los deberes religiosos forjaban hombres con alma de piedra, si los dioses mexicanos, como los cristianos, derramaban por doquier la simiente del odio, prefería volverles la espalda y morir como un descreído."