Una reflexión, para destacar y revalidar el papel del educador, mostrar el valor que tiene la comunicación diaria, sea verbal, no-verbal o simbólica, dentro y fuera de la familia. El autor señala que, a cualquier edad, necesitamos del juego lúdico como espacio creativo para el desarrollo de la intuición y la imaginación y banco de pruebas para revalidar habilidades de relación y promover vínculos. Destinado a todos los que deban acompañar y estimular el desarrollo de otro ser humano.