Sinopsis de AMOS DE TITERES

En puntos clave de la geografía de los Estados Unidos una fuerza invasora se está apoderando de las comunicaciones, el gobierno, la industria… y de los cuerpos de la gente. El país es incapaz de detenerla, los invasores se multiplican con mayor rapidez de la que pueden ser destruidos, controlando la mente de cualquier incauto que se cruce en su camino. Es entonces cuando entra en acción Sam Cavanaugh, un eficaz oficial de inteligencia de la sección más desconocida del servicio secreto de los Estados Unidos. Cavanaugh es el único hombre capaz de detener la invasión, pero para hacerlo... ¡tendrá que dejarse invadir él mismo!

1 reseñas sobre el libro AMOS DE TITERES

Escribí un pequeño relato, en la época en que no estaba muy clara la sucesión de la gestoría... Por si lo quieres traducir al inglés.... AMOS DE TÍTERES Mientras repasaba mi biblioteca de ciencia ficción me topé con “Amos de Títeres”, del gran R. Heinlein, inmediatamente el título me evocó aquella época de mi vida ya tan lejana y tan divertida en que yo trabajaba en una gestoría, en el tercer planeta del Sistema Solar… Por aquel entonces los viejos amos de la gestoría se querían retirar y decidieron jugar por última vez con sus títeres, de los cuales yo formaba parte. Jugaban con nosotros proponiéndonos ser los nuevos amos, hoy lo hacían con aquel enorme chico de grandes tetas al que llamábamos Madre Abnegada, mañana le revocaban a títere y me hacían a mí nuevo amo y al dia siguiente lo hacían con otro. La gracia del juego era ver cómo sus títeres se enfrentaban en una suerte de prácticas conspiratorias y enredos palaciegos propios de la mejor literatura gótica. Como siempre he sido un jugador más preocupado de apurar la copa que de seguir el juego, en poco tiempo me quedé como el único títere, ese día fue glorioso, los nuevos amos se presentaron con americanas, Madre Abnegada reutilizó la de la comunión de su hijo que apenas podía contener sus generosos pechos y el pequeño siervo de Lucifer estrenó una que bien le podía valer tanto de chaqueta enorme, como de sotana con el simple gesto de incorporarle un alzacuellos. Ambos se pavoneaban por toda la oficina luciendo sus recién adquiridos galones en una suerte de danza de pollos sin cabeza. Al haber quedado un único títere, los dos me perseguían por toda la oficina requiriendo de mis serviles atenciones y en un momento dado, algún residuo de estupefacientes me hizo verme como PAC-MAN correteando por toda la oficina huyendo de ellos. Tal llegó a ser su manía persecutoria, que me estuve planteando la utilización de burundanga para sofrenar sus despóticos instintos… Por desgracia la diversión siempre dura poco y la mala fortuna obró en contra de mis nuevos amos cuando Kim Jong-Un decidió iniciar una guerra nuclear y su recién estrenada ojiva nuclear cayó precisamente en nuestro inodoro… la desgracia no fue completa, por supuesto, la presciencia que siempre me ha dado el alcohol me hizo escapar unos instantes antes de tal hecatombe por un agujero de gusano que aprovechando la curvatura espacio-tiempo me dirigió directo al sistema 4l4m3d4 cerca del cinturón de asteriodes de Betelgeuse, pacífico lugar que bauticé de inmediato como El Alamo en honor al célebre fuerte tejano y desde donde escribo estas líneas tanto tiempo después de tan azarosa época. En fin, la edad ya me juega malas pasadas y todo este delirio me vino a propósito de lo que en realidad quería deciros, retorno a la ciencia ficción de los años 50 con una de las mejores novelas de uno de los grandes del género Robert A. Heinlein y su Amos de Títeres


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