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Sinopsis de ALMACEN DE ANTIGUEDADES

Los lectores tomarán un gran placer en descubrir los clásicos con estas bellas y económicas ediciones de literatura famosa y universal. Esta selección editorial cuenta con títulos que abarcan todos los géneros literarios, desde teatro, narrativa, poesía y el ensayo.

5 reseñas sobre el libro ALMACEN DE ANTIGUEDADES

DIARIO DE A BORDO: 12/03/24 Demasiado melodramática. Un clásico más que tenía pendiente Nos encontramos ante su cuarta novela publicada por entregas entre 1840 y 1841. En ella, el autor utiliza de nuevo un personaje infantil, al igual que en Oliver Twist, para conmover los corazones y realizar la crítica social. Obtuvo mucha fama, me imagino las personas de aquella época esperando una nueva entrega, como no hace mucho esperaban el nuevo capítulo del culebrón venezolano. Para mí no es de sus mejores obras. Los personajes están muy polarizados, lo que ha hecho difícil que conecte y el final tampoco ayuda. Aún así es Dickens y siempre merece una lectura. Leída la biografía del autor comprendo por qué escribía este tipo de historias, pues su infancia podría ser una más de ellas. Como cotilleo les cuento que tuvo 10 hijos con su esposa de la que se divorció en 1858, cosa nada común en la época sobre todo siendo un personaje famoso.


Para mi leer a Dickens es volver a mi lugar feliz. Como siempre una garantía. Una novela que se lee sencilla y, en este caso en particular, un final abrupto y amargo, pero sin dejar ningún hilo suelto. Fascinada con sus personajes, que solo con saber como se mueven, como visten o incluso por como hablan puedes identificarlos. Con cariño me despido de esta historia.


Hay una cosa que Dickens hace de una forma increíble, y es cómo consigue que con sólo unos párrafos, ya conozcas al personaje y sientas algo por él. Es una novela amarga, con personajes inocentes o bondadosos y personajes crueles, y entre unos y otros una niña pequeña que desprende muchísima ternura. Igual no es el típico libro que te relees una y otra vez, pero una leída se merece.


Me encantó, tenía momentos de terror, alegría, suspenso, etcétera. El final fue realmente triste.


Almacén de antigüedades es una narración repleta de crítica social basada en la muerte de su cuñada, Mary Hogarth, a quien el autor adoraba, a la corta edad de diecisiete años. En la novela asistimos a la caída económica y física de la pequeña Nelly y de su abuelo, propietario de un almacén de antigüedades que conoció tiempos mucho mejores. Nelly es lo único que el anciano tiene en este mundo, y su única obsesión es dejarle a su nieta una herencia bien jugosa. Consciente de que a través de su negocio no va a conseguir su único propósito vital, solo se le ocurre ir a jugarse sus cada vez más exiguas monedas a las cartas. Pese a que siempre pierde, vuelve una y otra noche a las mesas de juego. Hasta que pierde hasta su almacén y su contigua vivienda. Así, humillados y avergonzados, nieta y abuelo huyen de Londres e inician un duro vagabundeo por la campiña inglesa.Con el peculiar estilo dickensiano, mezcla de sátira, aventura, ironía, crítica y comicidad, se nos desgranan los hechos constituyentes de la vida de cada uno de los personajes de la trama. Aunque Nelly y su abuelo son los protagonistas principales --y se nos cuentan con todo lujo de detalles y descripciones sus mil y una peripecias por la campiña inglesa a lo largo de sus semanas de huida de la capital--, el lector siente la creciente necesidad de saber qué va a ser de Kit, el amigo íntimamente enamorado de la pequeña y servidor de su abuelo, un joven trabajador y honrado que se gana la vida como buenamente puede pero siempre de forma honrada y legal; o el malvado Daniel Quilp, un enano y deforme prestamista que no conoce los escrúpulos ni con su propia esposa y que no duda en utilizar lo que tenga a mano en cada momento para salirse siempre con la suya al precio que sea.Dick Swiveller es quizás el personaje más cambiante a lo largo de la novela. Al principio colabora con Quilp para tratar de averiguar el paradero de Nelly y de su abuelo. Quilp le convence de que el viejo es rico y le promete hacer lo imposible para casarlo con la pequeña en caso de encontrarla al fin. El joven se involucra de inmediato, pensando que de esa manera obtendrá un fácil botín. El devenir de los hechos, a partir de ahí, harán que Swiveller vaya evolucionando hasta posiciones mucho más moralizantes. Se enamorará de la Marquesa, otra casi niña que sirve en la casa en la que Quilp le ha colocado como escribiente. Los procuradores, los hermanos Brass, son otros personajes siniestros que intentan sacar ventaja de las situaciones que se les van presentando en su día a día. Pero hay protagonistas bondadosos también.El mayor de todos, sin duda, el maestro de escuela. No solo aloja a Nelly y a su abuelo en un primer momento en su propia casa, sino que finalmente les consigue un hogar para ellos solos en Shropshire, el pueblo al que llegan ambos ya con su salud muy deteriorada tras varias semanas de peregrinación y miseria. Además, el maestro logra emplear a la pequeña en la iglesia y en el cementerio del pueblo. Un trabajo no demasiado arduo ni tampoco muy bien pagado, aunque suficiente para que nieta y abuelo puedan dejar de deambular por los campos y tengan siempre un cobijo y algo que echarse a la boca cada día. Pese a su timidez, Nelly se ganará muy pronto a la gente del pueblo gracias a su buen hacer en sus tareas y a sus atenciones hacia cada uno de los ciudadanos. Abuelo y nieta, por fin, se sienten como en casa y se juran que jamás abandonarán Shropshire. El final de la novela resultó polémico en su época. A algunos, su alta carga dramática y sentimental los maravilló, cautivó y emocionó --se dice que el líder irlandés Daniel O´Connell, conocido como El libertador, tiró el libro por la ventana nada más terminar de leerlo--; a otros, los no tan románticos, les resultó empalagoso --ojo: no, el final no es lo que aquí parece--. Así, Oscar Wilde afirmó haberse muerto de la risa durante la lectura de las últimas páginas de la novela. Además, como curiosidad, parece real que antes de la última entrega en los EE. UU., los fans de la novela gritaban a los barcos ingleses que encontraban para preguntar por el puerto si la pequeña Nelly seguía con vida todavía. Uno de los fuertes de Dickens fueron siempre las descripciones. Cada personaje es retratado como si de una pintura se tratara. Tanto física como psicológicamente. Lo cual hace que el lector sienta lástima o pena por algunos de ellos y aversión y asco por otros. La evolución de algunos de ellos a lo largo de la obra --hemos citado el caso de Swiveller en esta reseña-- es otro de los aspectos a destacar en la literatura dickensiana. Lo mismo que hemos citado respecto a los personajes ocurre con los ambientes, paisajes y lugares. Así, la misma ciudad de Londres se convierte en una de las grandes protagonistas de sus novelas. Sus calles, sus suelos, sus edificios, tiendas y casas se levantan de las páginas de tal manera que nos parece estar paseando por ese Londres decimonónico victoriano.


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