Aliocha ha sido considerada como una de las obras más auténticas y emotivas del escritor francés Henri Troyat. Es un libro nostálgico en el que Troyat ha vaciado sus recuerdos, una historia vivida a través de los ojos de un niño, un relato marcado por lo autobiográfico. Alexis Krapivin, el protagonista con algo más de trece años de edad, es un emigrante ruso -como lo fue el autor- que vive con sus padres en París. El niño experimenta un rompimiento entre el amor que despierta en él su nueva patria y sus tradiciones y sus raíces rusas. Al final vendrán la plena aceptación de ese pasado y el reconocimiento de que la infancia es una maravillosa etapa de la vida que siempre debemos conservar intacta.