AL FARO

“Las cosas por las que se nos conoce, es meramente pueril. Por debajo todo es oscuro, vasto y de una profundidad insondable; solo de vez en cuando salimos a la superficie y eso es lo que ven los demás.”Quinta novela que leo de la autora y me maravilla el camino ascendente de su producción. A partir de la tercera novela comienza a desarrollar un lenguaje propio y confidencial, bello por donde se lo mire, poético hasta la médula, uno no puede más que dejarse llevar por por el clima melancólico, hipnotizante, como las olas del mar. Al faro narra la estancia en una casa de campo de la familia Ramsay y sus invitados ubicada en la Isla de Skye. Dividida en tres momentos, asistimos en la primera a la descripción de los personajes que conviven en la casa. Cada uno carga sus anhelos y frustraciones. Woolf logra entrar en sus pensamientos, jugar con ellos, revelar los secretos más profundos, delatarlos. El papel de la mujer en la sociedad es un tema recurrente en la autora y aquí salta a flor de piel. El segundo momento actúa de nexo y es el más bello de los tres. Aquí se describe el paso del tiempo, la casa abandonada comienza a caer, la primera guerra se hace presente. Y el tercero describe la vuelta a la casa años después. No todos regresan. Y el comprender lo efímero de la vida, la dicotomía entre el querer y el deber. ¿Se pudo ser feliz? A lo largo de la novela el faro actúa como vigía silencioso, señalando el paso del tiempo y su fugacidad. Te deja pensando acerca de uno mismo, que hacemos, si amamos lo que hacemos, mientras el faro gira y la vida avanza.

Al faro es una novela con una narrativa exquisita, ambientada en la sociedad británica de hace más de cien años, con una perfecta caracterización de personajes y destacando algunos tópicos que imperaban en la época: el matrimonio como una señal de haber logrado el éxito, el hombre ilustrado y la mujer para ocuparse de los detalles de una casa. El libro narra la historia de la familia Ramsay en una pequeña isla escocesa. La primera y segunda parte del libro son brillantes. Quizá sobre el final del relato se pierde algo de esa magia que tiene la historia pero el estilo de la autora hace que mantengamos siempre el interés. Creo que estaré un buen tiempo enamorado de la señora Ramsay

Novela distinta a las que convocan multitud de lectores pues no presenta una trama argumental sustentada en la narración sucesiva de acciones; se diría que los acontecimientos, que sí se dan pero no de una manera determinante, cede el paso a la reflexión en torno a aspectos propios de la vida: la amistad, el paso del tiempo, el sentido de la existencia, la razón de la vida, el papel de la mujer en la sociedad, la relación conflictiva que se puede establecer entre padres e hijos. Estas reflexiones, que sin llegar a ser puramente filosóficas, manifiestan las vicisitudes del hombre contemporáneo, razón por la cual resulta un libro por lo demás interesante. Personalmente creo que Al faro no debería leerse si es que se busca una novela que genere expectativa por la trama argumental, pero sí resulta una lectura altamente recomendable si es que se desea tomar un tiempo para reflexionar sobre la propia vida y el papel que cumplimos en ella.

Me encantó, de una punta a la otra. De todas sus obras de ficción esta es la más autobiográfica. Muy recomendable. No esperen acción en cada página, esto es un deleite completamente diferente. Lo mejor (entre muchas cosas increíbles): la descripción de la casa abandonada en la parte II, y todo lo que pasa y todo lo que se mueve en una casa en la que ya no hay personas. Impresionante, está escrito en prosa pero Woolf vuela, esta parte es poesía pura.

Claramente éste es un libro y, quizás, una autora que no serán apreciados por muchos, porque en sus novelas no pasa nada, casi no hay una historia. En sus páginas se nos presentan seres humanos, comunes y corrientes, pero cuyo análisis se hace de tantos puntos de vista distintos como un caleidoscopio, como en los retratos cubistas, y que en su lectura que dicen tiene tintes autobiográficos, hay una búsqueda por entender los entramados psicológicos de los personajes y sus vínculos con los otros. En esta novela, a mi me sirvió leer algunas reseñas de la historia, para poder entender mejor el contexto y disfrutar mejor los textos de diálogo interior de los personajes.

Aquí encontré a la Woolf que andaba buscando. Después de haber peregrinado por los avatares de su 'Orlando' donde me encontré una nueva revisión literaria del mito del 'doble', en esta obra la autora traza una historia donde también hay dos partes diferenciadas por un salto temporal. Pero aquí la narración fluye con armonía entre dos mundos conectados por los personajes, pero emocionalmente muy distantes. Cuenta la historia de la familia Ramsey a través del paisaje que visitan en temporada estival, la isla de Skye en Escocia. Allí pasan los días entre celebraciones, largos paseos, juegos y conversaciones aparentemente superficiales, pero en realidad terreno donde se dirimen los sueños y las preocupaciones más íntimas de cada personaje. El faro, juega un doble papel: por un lado, la utopía infantil, una promesa de evasión que mantiene el benjamín de la familia frente a la figura paterna, seria y antipática. Por otro lado, la madre, realidad tangible que mantiene a toda la familia en la buena dirección, entendida ésta en los estrechos márgenes que se le dejaba a la mujer de la época: servir de bálsamo a las miserias del marido y evitar a toda costa el sufrimiento de su prole, aunque significara ocultar el propio. Pero Woolf no deja la oportunidad de reivindicar la voz propia deesta madre abnegada, con todas sus contradicciones, un rico espacio personal y sugerente donde solo entra el lector. Ambientada en el periodo de entreguerras, es considerada una obra modernista, pero a mí también me sabe a romanticismo en el uso del paisaje y la naturaleza como oposición al artificio que envuelve los conflictos puramente humanos.

Libro extremadamente difícil de leer. Complicado no por la historia en sí, sino por la estructura de la misma. Ah, y no hay acción constante. Los pensamientos de distintos personajes flotan en el mismo párrafo, lo que lo hace casi incomprensible por momentos. La tensión de las emociones, que son tan diversas, es sólida e impenetrable, y esto hace que el lector deba concentrarse en el monólogo interior de cada uno de los personajes. La verdad es que llegado el momento de la última parte, uno se acostumbra a la narración y desde ahí entiende mejor la forma novedosa de la novela, pero no por eso gusta del todo. Y entonces tenemos a Lily Briscoe tratando de terminar una pintura mientras nos cuenta la travesía de la familia Ramsay con una belleza poética irreprochable, pero de una complejidad innegable también. James Ramsay anhela ir como sea al faro que se encuentra por la casa de campo de su familia. Su madre, la buena Mrs. Ramsay le dice que sí será posible ir al otro día, pero su padre (representación del mismo padre de Woolf) le dice que lloverá y que no será posible. Este primer acontecimiento, simple, pero profundo, herirá para siempre la trama y el argumento del libro. Una sucesión de rencores y acontecimientos aparentemente inconexos toman la forma de un gran monstruo familiar que termina por ser contado en los labios de Lily Briscoe, quién veía en Mrs. Ramsay un ejemplo de lo que no se debe hacer como mujer: Dedicarse a un hogar donde un marido agrio la reprime y 8 hijos la agotan. Una crítica sin tapujos que expone el pensamiento mismo de la autora, pero narrada con una prosa no apta para cualquier lector.

Es difícil emocionar con la levedad de unas palabras que flotan en la brisa de lo cotidiano, subterraneas de la realidad que cada personaje habla en silencio reinterpretandolo todo, cada gesto, cada intención ajena, pero a mi sí, a mi me ha alejado de lo que dicen importante a ese mundo exquisito de la palabra adecuada, el verso delicado, la intención explicada. Obra maestra, genial, necesaria. No solo importan los temas, de una luz reflejada puede y debe crearse una novela, quien pueda, claro.