ADAN EN EDEN

Adán en Edén es la última obra de Carlos Fuentes que se publicó en vida de este. En ella trata sobre un tema ya descrito en muchas de sus novelas: la problemática de un México corrompido por la delincuencia, el narcotráfico y la compraventa de armas. Un México en el que todo se puede comprar, en el que la mitad de policías son delincuentes y viceversa. Trata esta problemática a través de dos personajes principales: Adán Gorozpe, empresario de éxito logrado a través de un braguetazo, y Adán Góngora, encargado de la seguridad nacional, que excarcela a delincuentes importantes para encarcelar o asesinar a la pobre gente de clase media que se ha visto empobrecida y arrastrada a la miseria. Adán Gorozpe intenta frenar las políticas de Gongora,; para ello cuenta de la ayuda de un grupo paramilitar y de un misterioso niño que se disfraza de ángel y da mensajes de Dios. ¿Será la fe la que al final salve a México? La novela me ha gustado bastante, porque me gusta la forma en la que Carlos Fuentes narra los hechos. Pero no la considero de las mejores novelas de este escritor, ya que no llega a la altura de obras como Aura, La región más transparente del aire o La muerte de Artemio Cruz.

Adán Gorozpe (empresario) y Adán Góngora (ministro del interior, ficticio del gobierno de Felipe Calderón, 2006-2012) son los protagonistas de esta novela satírica y de profunda crítica de México y sus instituciones: el crimen de estado desatado por la entrega de la guerra contra las drogas al ejército y que provocó 60 mil muertes en México, además, de elevar la tasa de homicidios a niveles siderales. El estado como un botín de organizaciones criminales disfrazadas como partidos políticos que han asaltado el poder en México. El tráfico de armas y personas a través de la frontera México-estadounidense. Pero estos grandes temas, Fuentes los diluye y los banaliza, utilizando en esta obra un tono más bien socarrón y un final donde Adán Gorozpe le gana la partida a un oscuro, poderoso y apestoso (sufre de halitosis), además de enano, Adán Góngora, en un giro final más bien caprichoso. Cuando Fuentes publicó esta novela, tenía largos 81 años (2009) y estaba a escasos tres años de morir, por ello es explicable que el músculo narrativo haya decaído de manera muy apreciable y que la novela no sea más que una suerte de pálido jugueteo literario de la enorme problemática que México ha continuado arrastrando con los gobiernos sucesivos del banal, corrupto y violento Peña Nieto y ahora con un enloquecido y populista Manuel López Obrador (AMLO). Pero no todo es malo, la novela tiene algunos pasajes notables y trae de vuelta a personajes como Rodrigo Pola, (hijo de Gervasio Pola), revolucionario al servicio del asesinado presidente Madero, quien fue fusilado en la novela «La región más transparente» y que quizás es uno de los personajes, entre algunos otros, más entrañables del universo fuentesiano.