«Lo que comparto en estas páginas es la música que he escuchado detrás de las palabras y el fluir del Evangelio de Juan. He escuchado el canto que ha avivado y caldeado mi corazón, ha abierto mi inteligencia, ha dado esperanza, sentido y orientación a mi vida, con todo cuanto hay de hermoso y todo cuanto está quebrado dentro de mí, y ha dado también sentido a este mundo de dolor en que vivimos. Quiero entonar también este canto para que otros puedan cantarlo y para que juntos podamos elevar en el mundo un canto de esperanza para llevar la alegría allí donde hay tristeza y desesperación».