A LA SOMBRA DE LAS MUCHACHAS EN FLOR (EN BUSCA DEL TIEMPO PERDIDO #2)

"Cuando se está enamorado, el amor es tan grande que no cabe en nosotros: irradia hacia la persona amada, se encuentra allí con una superficie que le corta el paso y le hace volverse a su punto de partida; y esa ternura, que nos devuelve el choque, nuestra propia ternura, es lo que llamamos sentimientos ajenos, y nos gusta más nuestro amor al tornar que al ir, porque no notamos que procede de nosotros mismos". Lo primero que se me ocurre decir es que amo a Proust. Amo la forma en que escribe, las historias que cuenta, su universo. Segunda parte de esta obra monumental. Como en la primera parte, el principal recurso es la memoria, los recuerdos. Aquí el protagonista se encuentra en la pubertad con todo lo que esto implica. Los cambios que se generan, el conocimiento del sexo opuesto, la torpeza en los intentos de seducción, el intento de entender a la sociedad adulta, el desengaño amoroso, contado desde una ternura y un humor tan característicos en el autor. Se permite criticar la sociedad burguesa de la época, sus costumbres, su desprecio a las clases sociales mas bajas. Proust reflexiona sobre el arte, tanto en la vocación de Marcel por la escritura (no aceptado por su padre, el cual depara un futuro en su hijo como comerciante), su admiración por Bergotte, va al teatro a ver a la Berma (una gran actriz de la época) y nos cuenta sus impresiones sobre el teatro, también la pintura a través del personaje de Elstir. Reflexiona sobre la amistad a través del personaje de Robert, su primer gran amigo. Y por último, las dos primeras mujeres de las que se enamora. La primera, Gilberta, hija de Swann, con la que vivirá su primer desengaño amoroso, y la segunda, Albertine, con la que pasará un verano en Balbec y la que generará todo tipo de situaciones. En fin, por un lado Proust no entrega un fresco de una época, donde no ahorrará detalles, por otro, investigará en profundo los sentimientos, miedos, y vivencias del protagonista. Para aplaudir de pie.

Este libro es una recopilación de experiencias, pensamientos y sensación de su narrador que está en plena pubertad. Empezamos presenciando su amistad con Gilberte Swann quien se convierte en su primer amor, y su primera desilusión. En la segunda parte seguimos al narrador por su viaje a Balbec, donde somos testigos de las reflexiones que el narrador hace de la vida, del arte, del amor y la amistad. Este libro tiene tres cosas importantes. Primero, el libro entrega un panorama de la sociedad de la época, debo decir que estas partes son especialmente tediosas porque muestran la cotidianidad de la vida en Balbec y el esnobismo del narrador y otros personajes: actitudes ya obsoletas que fastidian bastante. Segundo, reflexiones sobre el amor, sobre el arte, la vida y las relaciones. Aquí el narrador comienza a descubrir el mundo, comienza a ver que puede tener amigos, enemigos, amores y desamores, así como a descubrir el mundo del arte, la arquitectura, la escultura, el teatro, la literatura y la pintura que son algunas de las artes por las que el narrador se siente atraído. Por último, el estilo impresionista del autor con el que narra una pintura, una escultura, el atardecer en el mar de Balbec, esto es lo más cautivador porque a partir de la contemplación es que el narrador se da cuenta que una parte de él es un soñador, anhela pero cuando posee no es igual, entonces el poder de su felicidad reside en su imaginación, en las expectativas que tiene de la vida, por lo que a medida que avanza en el libro y en pocas ocasiones, el narrador se da cuenta que se él no posee la vida completamente, porque su mente siempre está soñando, sólo en aquellos momentos en que realmente puede detenerse a mirar el atardecer, una pintura, una mujer hermosa, es precisamente ahí donde vive completamente pero no se da cuenta. Entonces la vida parece que la vivieran dos personas en un mismo cuerpo, el que sueña con vivir, y el que vive y no se da cuenta que está viviendo. Este libro, aunque un poco más tedioso que el primero, es una obra hermosa, que vale la pena leer, recordando aquellos momentos de la vida en los que se situa el narrador, para mirar en retrospectiva y descubrir las maravillas de la vida que se esconden en nuestros recuerdos.