Este volumen prosigue la búsqueda del tiempo propio de la acción, que no se halla disponible ni en el mundo objetivo ni el mundo subjetivo, y del que la teoría históricamente se ha disociado. En este caso el autor indaga sobre el origen de los actos de rebelión a través de una crítica al nihilismo en una de sus expresiones recientes, para avanzar hacia el tipo de vínculo que resguarda la finitud del plano, y al que una disrupción intencional accede de forma no intencional cuando es consistente con sus reglas de justicia procesal inherentes, para transformarse en una acción autónoma dotada de potencialidad. El segundo punto discute con el antifundacionalismo de la 'razón populista' para deslindar, con otras categorías de análisis, los perfiles de un fundamento no contingente de la democratización, también convergente con las opciones políticas que en América del sur y desde principios de siglo han iniciado procesos de cambio. El último tramo del texto examina, a través de cuatro perspectivas diferentes de análisis, cómo la presuposición de un horizonte temporal infinito inhabilita a la teoría para relacionar a la acción con la estructura, e intervenir cognitivamente en la realización de objetivos que ella misma juzga como revolucionarios.