Amelia se traslada hasta Asher Falls, Carolina del Sur, tras aceptar el encargo de restaurar el cementerio del pueblo, que se encuentra en un estado lamentable. La pequeña ciudad, rodeada de lagos y montañas, tiene un aura de misterio innegable, y la única manera de llegar a ella es a través de un ferri. Todo esto le viene de maravilla a Amelia quien, aunque no quiera admitirlo, está huyendo de Charleston y de lo que le sucedió con el detective del que está enamorada, Devlin, un hombre acechado por sus fantasmas. Amelia necesita volver a centrarse en su trabajo y obedecer al pie de la letra las reglas que su padre le impuso en su día para protegerse de ella misma y de su capacidad para percibir la presencia de los espíritus. Sin embargo, nada más con poner un pie en el pueblo, se da cuenta de que hay muchos que no la quieren allí, y Amelia empieza a percibir un aura de mal a su alrededor.
Más que en "romántica" estas novelas las pondría en la categoría de "suspense", tiene sus momentos románticos, pero todo tiene que ver con fantasmas, asesinatos..., como la primera parte (La Restauradora)El libro te atrapa desde el principio. Contratan a Amelia para restaurar un cementerio de un pueblo que está un poco aislado, y desde que posa sus pies allí, siente que algo ocurre, algo malo. En realidad Amelia debería ser investigadora privada, porque no puede dejar a un lado ningún misterio.Recomiendo esta saga 100%!!