No pude terminarlo. Me resultaron muy chocantes los prejuicios políticos del autor. Creo que basado en esos prejuicios fue incapaz de valorar los logros artísticos de guionistas reconocidos a nivel mundial como Oesterheld. La liviandad con la que menciona el compromiso del autor, su secuestro y tortura por parte de los militares, me parece como argentino, sumamente dolorosa e inaceptable.