Si la guerra del Peloponeso (431-404 a.C.) fue a todos los efectos una especie de confrontación entre dos modelos políticos, la guerra civil que a continuación sufrió la derrotada Atenas constituye un apéndice de aquella conflagración. No obstante, la prudencia con la que se cerró esta contienda gracias a la generosidad de los vencedores demócratas, sentó las bases y marcó el inicio de una nueva fase democrática.