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Sinopsis de ¡ADIÓS, MR. CHIPS!

Libro nostálgico y de lectura plácida que plantea el tema de la docencia y de la relación del profesorado con sus alumnos en una universidad inglesa. El carismático profesor Cips verá pasar generaciones de alumnos, verá como la sociedad va cambiando a través de batallas y guerras, se enamorará... Y también verá que la relación del profesorado con los alumnos va evolucionando a medida que los tiempos cambian. Un homenaje a los grandes docentes, a los docentes por vocación. Entrañable y bonito

13 reseñas sobre el libro ¡ADIÓS, MR. CHIPS!

Muchas veces me he preguntado que habrá sido de aquel matrimonio que dieron clases en los últimos cursos de E.G.B a varias generaciones. Don Pedro, mi profesor de francés era un bendito. La amabilidad por bandera. Estoy convencido de que sus alumnos nos aplicábamos por simple empatía. Con más carácter, Doña Encarnita, su mujer, pese a dejarnos continuamente sin recreo porque se enrollaba como una persiana ( tal era su mote, Doña Persiana) inculcaba ciencias y matemáticas con un solo método. Esquemas. Libretas y libretas enteras llenas de llaves, flecha y tinta. Y funcionaba. Y por supuesto a todos nos recordaba. ¿Pérez III será aplicado como su hermano o disperso como su hermana? Seré lo que se pueda. James Hilton pone delante de nuestros ojos un personaje que a todos nos hará cosquillitas. Mr. Chips es ese entrañable profesor que por su forma de entender e impartir la educación se mete año a año, clase a clase, a todos sus niños en el bolsillo. Su memoria funciona como una instantánea donde cada escolar queda reflejado como fue, nunca envejecen, niños por siempre jamás. Conservador y de costumbres fijas, también tuvo tiempo para el amor, casándose con una mujer mucho más joven, con ideales completamente distintos y sin embargo...funcionó. Con un estilo elegante el autor nos sumerge en las memorias de este profesor, desde su llegada al centro hasta su retiro, contándonos anécdotas, situación social, guerra y sus efectos en la enseñanza y sus propios sueños. Bajo la mirada melancólica de Mr. Chips, nos acompañará un cálido ambiente relato/lector muy agradable. Es un texto evocador, para revolcarnos en el pasado desde la nostalgia, con una sana sonrisa, la mayoría de las veces. Librito que se lee con placer, con la bendita calma del tiempo detenido y una excursión inevitable a tus recuerdos. Supongo que donde estén, yo seré Pérez III, el niño despeinado que en un examen contó la revolución francesa como si fuera un culebrón y, aprobó con nota.


Creo que a cualquiera que lea este libro, le conectará con recuerdos y añoranzas propias que emanan de la infancia o la adolescencia. Imágenes de aulas, de profesores y compañeros. De la memoria del ayer emergen lecciones aprendidas y recreos de jugarretas sin fin. Y siempre aparecerá en ella la figura, el rostro, el gesto, la voz de aquellos que te dejaron una marca que te acompañará por siempre en la vida. Me refiero a los profesores que dejan huella. En mi caso, en la memoria y en mi corazón están la señorita Flor con la que aprendí a leer, don Chalaíto y su clase magistral sobre la guerra de la independencia, la maestra Laura que me permitió tener mi propia biblioteca de Alejandría y que estaba en su casa. Y algunos otros. Los maestros y maestras de verdad. A Mr. Chips le costó ser uno de ellos. No tenía grandes dotes para sobresalir, más bien era del montón. Un joven profesor que llega a hacer sus primeras armas en un colegio de tradición de la Inglaterra del último cuarto del siglo XIX. Pero se irá quedando allí año tras año y lentamente con sus fortalezas y defectos pasará a ser el símbolo, la referencia obligada, casi una parte del inventario institucional y lo más importante: de la siembra de su vida docente, cosechará el respeto y el cariño de generaciones de niños y jóvenes que pasaron por sus aulas. La virtud de este libro es que nos entrega a un Mr. Chips de carne y hueso. Un personaje querible, único, entrañable y generoso. Inolvidable. Toda su vida contenida en pocas páginas. Y conoció el amor. Interpretando a muchos maestros y maestras del mundo de antes y después nos deja dicho “Tengo hijos, miles de hijos…miles de hijos…Y todos niños. Mis hijos no se ponen viejos…”


¡Adiós, Mr. Chips!, es la historia de un profesor inglés y que, a través de sus recuerdos, me conmovió e hizo pensar en los profesores que tuve, sobre todos aquellos en mi época de secundaria, los cuales tengo gratos recuerdos de sus enseñanzas escolares y de la vida misma. La que tengo presente es la profesora Tolamatl, una de las profesoras que también les impartió clases a mis sobrinas-hijas, y ellas la consideran también una profesora extrañable, incluso somos parte de sus seguidores en Facebook y por ese medio, hemos llegado a tener comunicación. Sin lugar a dudas, esta historia de ¡Adiós, Mr. Chips!, trae buenos recuerdos profesores que marcaron nuestra educación estudiantil y que también ayudaron a nuestro crecimiento personal. Creo que cuando se es profesor por vocación, se preocupan por la enseñanza a sus alumnos y lo imparten con calidad, a cuando solo se es profesor por obligación o gusto, donde los alumnos pueden salir perjudicados al no recibir clases de calidad.


El señor Chips es un profesor de secundaria de griego y latín de un colegio inglés a finales del siglo XIX y desde su apacible vida de jubilado rememora el paso de los años siempre vinculado a la docencia. Se trata de una novela corta que en pocas páginas consigue plasmar la esencia de lo que significa formar parte de la educación de muchos jovencitos a los que se puede dejar huella y acompañarlos durante un tiempo en su crecimiento académico y personal. En esta historia se nos muestra a un profesor que no quiere ser un alarde de perfección y sabiduría, tampoco de un buen método educativo ni de especial carácter para entenderse con todo el mundo. El señor Chips es un hombre terco y tradicional, arraigado a las costumbres de siempre, que huye de la modernidad y de los cambios, pero que es ante todo humano. Un entrañable profesor que sabe estar a la altura de las circunstancias que en muchos momentos rodean a sus alumnos y sabe tenderles una mano cuando es necesario. Su carácter más bien áspero en su juventud se va suavizando y llenándose de una especial facilidad para decir cualquier cosa desde el humor. Porque la edad lo que regala es sabiduría para enfrentarse a los encontronazos que nos da la vida. La sonrisa ante las dificultades es un valor indispensable para transmitir seguridad a esos alumnos que en algún momento se pueden sentir temerosos ante el mundo. Y esa parte humana envuelve a este profesor de un aura melancólica llena de ternura. El paso del tiempo se ve reflejado a través de esos alumnos que crecen y después tienen hijos que también van a la misma escuela, con el mismo profesor. Y es que justamente en la observación de las futuras vidas de los alumnos, como forman sus familias, trabajan en sus oficios y prosperan, pero que en su corazón siguen siendo los mismos niños, es donde el irrefutable paso del tiempo le da al profesor un golpe de realidad que duele y a la vez le proporciona la sensación de orgullo por haber formado parte de todas esas vidas que se alimentaron de sus enseñanzas y a la vez le enseñaron a él un montón de cosas que, en su falta de juventud, ya no podría experimentar. Es un relato lleno de melancolía, nostalgia por dejar atrás una profesión que es difícil de desvincular de la vida personal y que formará parte también de los últimos años a través de los recuerdos vividos. Pero a la vez es un relato que transmite mucha paz, por la tranquilidad que proporciona una vida coherente, dedicada a los demás, sin nada pendiente, con todo resuelto. Una historia que transmite a la perfección muchos sentimientos con los que, los que compartimos la misma profesión, nos podemos sentir reflejados en ellos, pero que también nos dará la oportunidad de ver en ese profesor entrañable aquel que también formó parte de nuestra infancia o juventud y nos marcó con buenas enseñanzas de vida. Totalmente recomendable.


Una lectura emotiva, agradable, entrañable y llena de nostalgia. Pensé en muchas cosas cuando lo leí: en el profesor Liberio, que me enseñó las tres leyes de Newton en el colegio, y que hoy en día, después de más de 30 años, le imparte las mismas clases a mi hija Gaba. Pensé en mi mamá, hace mucho tiempo jubilada, cuando me señalaba uno por uno a sus alumnos, en el anuario del colegio en que trabajó, y me contaba a qué se dedicaban en ese momento: médicos, abogados, chefs, periodistas, actrices, ingenieros. Pensé en Humberto y María Inés, que durante décadas fueron el alma y corazón del colegio donde me gradué, y cuando se retiraron ya nada volvió a ser igual. Pensé en mi compañero de clase "Rascanigua", y en aquella vez que el profesor de religión preguntó en clase quién obraba peor, si la que pecaba por la paga o el que pagaba por pecar. Su ingeniosa respuesta fue "el que peca y no paga, profesor", ante la cual no pudimos contener las risas. Este libro narra la historia del afable profesor Chipping, mejor conocido como Mr. Chips, quien llegó a los 22 años a impartir clases a Brookfield, una institución privada inglesa, por donde vio pasar muchas generaciones durante más de seis décadas en que estuvo ligado a ella, convirtiéndose en una fuente interminable de anécdotas y en todo un referente dentro del plantel, que recordaba a sus alumnos con sus falencias y sus logros, y para quien todos ellos fueron nada menos que su familia. Cuando la guerra toca las puertas de Brookfield, y ante la ausencia obligada de muchos de los maestros, el anciano Mr. Chips debe asumir el último gran reto de su dilatada y fructífera carrera. De verdad lo recomiendo, bueno y breve. Se lee de un tirón.


No tenía mucha idea de que iba a esta novela, sólo vi que muchos lo estaban leyendo y recomendando, pero desconocía por completo el argumento y al autor. Es imposible que ¡Adiós,  Mr. chips! No movilice al menos un poco, y, como reciente educadora, lo hace bastante. Es un breve pero sentido viaje por todos aquellos recuerdos que acumula un profesor a lo largo de su vida, incluso anécdotas y personas que parecerían eternas. Todos aquellos recuerdos que, de alguna manera, queremos retener en nuestra memoria y corazón cuando ya estemos jubilados de esta profesión que siempre hay días buenas y malos, días donde queres dejar todo y dedicarte al turismo y días que los chicos con su voluntad y entusiasmo te demuestran que todo el esfuerzo vale la pena✨💖


Una historia entrañable de fácil y emotiva lectura que, a los que ya tenemos una edad, nos trae recuerdos de la infancia y de esos maestros y maestras que nos dejaron huella. Ésta es la historia de un viejo profesor que rememora su vida ligada desde los 22 años a una escuela inglesa y a varias generaciones de niños que pasaron por ella. Un profesor, Mr. Chips, que es considerado una institución en esta escuela y es querido y apreciado por todos los profesores y alumnos que le han conocido a lo largo de su extensa vida. A lo largo de la lectura vamos conociendo retazos de su vida, sus primeros pasos como profesor, su relación con los alumnos, la llegada del amor, su matrimonio... los cambios en la sociedad y en la escuela, la evolución de las relaciones entre profesorado y alumnos, la gran guerra, la gran depresión, su jubilación, su vuelta a las aulas y su permanente trato con los alumnos que van a visitarlo a su residencia cuando ya es muy mayor... Toda una vida de amor y dedicación a su profesión con un montón de anécdotas que hacen de la lectura una gozada y que provocan más de una sonrisa, recordando a todos los niños que han pasado por sus manos y que nunca dejarán de ser "sus niños". Un libro que se lee con placer y que seguramente evocará buenos recuerdos. Un libro que te recomiendo con la seguridad de que no te dejará indiferente. ¡Feliz lectura! 16 de diciembre de 2022


Mis mejores recuerdos y amigos pertenecen a mi etapa estudiantil, en esa que nos estábamos formando y todo es pasional y excesivo. Conservo amistades imperecederas de ese periodo, y en las ocasiones que nos encontramos fluyen anécdotas e historias que permanecen en la memoria. Y es ahí, cuando recordamos a determinado profesor que nos marcó sobremanera, donde se sitúa este librito. Todos tenemos nuestro Señor Chipping que nos frustró, y nos formó, a partes iguales, y en esta linda lectura vamos a conocer su lado más humano a lo largo de toda una vida dedicada a la enseñanza. Escritura de principios del siglo XX, en los albores de la primera guerra mundial, muy ameno, cercano y sentimental, te deja con esa aureola nostálgica que producen los encuentros con el pasado, y la sensación de efimeridad de la vida. ¿ te acuerdas cuando el profesor de lengua...? ....Qué manía me tenía la de Latín....Don Alfonso si que daba bien las clases de mates....esa la suspendí por el examen sorpresa que nos puso....cómo nos reíamos cuando Doña Carmen se dormía en clase.... Una ventana a nuestros inicios formativos. Muy recomendable este Adiós, señor Chips.


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FRASES DEL LIBRO ¡ADIÓS, MR. CHIPS!

El oficio de profesor es tan diferente, tanto más importante, ¿no es así? Ayudar a formar a los que están creciendo y que van a generar la sociedad de mañana.


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