MARY SHELLEY

Mi maldad es consecuencia de mi desgracia, de mi infelicidad. ¿No llegas a comprender que mi perversidad es producto del constante desprecio que me hacen todos?. Hasta mi propio creador no dudaría ni un segundo en destruirme.

Aprecio la vida, aunque sólo sea una sucesión de angustias, y la defenderé.

El apetito de la muerte crecía, pues su alimento menguaba

He contemplado las azules profundidades de muchos lagos apacibles, y el tumultuoso discurrir de numerosos ríos caudalosos, y me he dicho:«La paz habita en estas aguas». Sin embargo, he guiado mis pasos lejos de ellos, para vivir otro día más.

¿Quién es más solitario, aunque se encuentre entre la muchedumbre, que aquel cuya historia, cuyos persistentes sentimientos y recuerdos no son conocidos de ningún ser vivo?"