Escritor y periodista español,
Antonio Espina también fue conocido por su compromiso político que le llevó incluso a estar condenado a muerte tras la Guerra Civil Española.
Espina trabajó para numerosos medios como el
Heraldo de Madrid,
El Sol,
Crisol o
Luz, siendo habitual de tertulias literarias junto a autores como
de La Serna o
Juan Ramón Jiménez. De difícil catalogación,
Espina rehusó alinearse en grupo alguno, su actitud crítica le produjo no pocos problemas con grupos fascistas.
Espina formó parte de Izquierda Republicana, junto a
Azaña, y tras la guerra fue condenado a muerte, aunque logró el indulto. En 1946 se exilia y colabora en diarios y manifiestos del gobierno y los intelectuales republicanos en su misma situación hasta que en en los años 50 regresa a España, donde encuentra trabajo en
Aguilar y colabora en medios como
Revista de Occidente.
Durante sus últimos años,
Espina volvió a sufrir la persecución franquista debido a sus libros y artículos críticos con el régimen y su corrupción.
A lo largo de su carrera,
Espina publicó poesía y novela, aunque el cuerpo fundamental de su obra fuera el ensayo y la semblanza biográfica.
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